No es de extrañar que el ex primer ministro italiano Mario Monti, una persona proba a pesar del juicio que cada uno pueda hacer de sus políticas, no haya podido remediar por sí solo una situación de desgaste civil que se ha profundizado en Italia durante los dos últimos gobiernos de Silvio Berlusconi. Tampoco puede uno extrañarse del disgusto por la actual política de la Unión Europea, que en este momento favorece a los bancos privados a costa de los ciudadanos más desfavorecidos