Las relaciones entre la Internacional Socialista y Cuba son complejas, difíciles y llenas de incertidumbre, pero en definitiva existen! Su existencia es en sí un triunfo: en 1976, en el congreso de Ginebra, la Internacional adoptó un nuevo estatuto, eligieron dirigentes más amplios, generosos y cautos del mundo contemporáneo y su balance real de fuerzas. En 1978, en Vancouver, nuestra organización formuló un plan de trabajo, antes de permitir una apertura hacia los nuevos partidos y movimientos del Tercer Mundo. Finalmente en Madrid, noviembre de 1980, este programa se hizo realidad: Fidel Castro Ruz, el presidente del Consejo de Estado de Cuba, fue invitado al congreso de la Internacional. La invitación, es verdad, fue formalmente dirigida sólo al presidente del Movimiento de los No Alineados y no al Jefe de Estado de Cuba. No importa! El hecho está ahí. La Internacional rompió con un tabú y desplegó un realismo no conocido en la historia de la organización.