A fines de la década de los 70, en el Perú, una espontánea respuesta popular ante las políticas de ajuste estructural, generó una solución de emergencia al problema del hambre: los comedores populares. Este sistema organizativo y su relativo éxito, llamó la atención de políticos, cientistas y Estado. Más que estudiados, los comedores fueron nominados con intenciones políticas diversas. Ello se convierte en violencia simbólica cuando Fujimori los eleva a política social. Se requiere de una propuesta de análisis de las organizaciones espontáneas del pueblo y sus alcances en el campo de las políticas estatales de lucha contra la pobreza.

Las elecciones peruanas de 2000 son una clara coronación de la \"legalidad de los nuevos tiempos\" que se fue consolidando con el avance del régimen autoritario de Fujimori. Con su bagaje de atropello, cinismo y formalidad consiste también una llamada de atención regional. Y también se abren los interrogantes propiamente teóricos, para ver cómo analizar el Perú en relación, por ejemplo, con las consolidaciones democráticas y las terceras olas de democratización.

Actualmente tanto en el Perú como en todo el mundo se dice que los sistemas de creencia sean cuales fueren se encuentran en crisis. Dicha crisis se manifiesta en el desencuentro entre la oferta, presentada por aquellos a sus posibles adherentes, y la demanda que logra articular el variado público que a ellos se dirige. La denominada crisis de los paradigmas o modelos políticos, actúa consecuentemente sobre los partidos o movimientos políticos, así como interviene en el decremento de las prácticas religiosas dentro de las diversas Iglesias.