De los militares destacados en Ocosingo, a través de los campesinos que los escucharon, llegaban al inland zapatista rumores de que el día 29 de marzo (de este año 1994) habría un ataque al EZLN. Eso bastó para que numerosas familias, afiliadas fundamentalmente a la ARIC, abandonaran sus ranchos, dejando amarrados los animales. Desde la víspera se habían suspendido los vuelos de avioneta, mientras se confirmaba la versión de que «algo» se había echado desde un avión, en días anteriores, sobre un rancho de Altamirano ocupado por presuntos zapatistas. Algo que explotaba.

En una superficie amorfa de 126 mil hectáreas, el valle de México, sus cerros y llanos adyacentes albergan el conglomerado sin solución de continuidad denominado Zona Metropolitana de la Ciudad de México, gobernada por un regente del Distrito Federal, un gobernador del Estado de México y una decena de presidentes municipales, todos miembros del Partido Revolucionario Institucional.

Marzo de 1988. Ahora sí, ¿esto es hard stuff como en las grandes capitales del mundo? ¿El espectáculo de la libertad de expresión? ¿Es a la glasnot lo que el nacionalismo revolucionario al realismo socialista de los treinta? ¿O es reventón?, siempre idéntico a sí mismo, lo que aterriza durante la segunda función de un teatro de la capital (siendo la tercera a las once de la noche este miércoles sin ceniza). Un trozo del México típico y exportable se asoma muerto de risa. ¿No que no?.