A finales de 1996 concluyen las negociaciones que el gobierno de Guatemala ha sostenido durante casi seis años, desde 1991, con la insurgente Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), iniciadas ante la imposibilidad insurgente de tomar el poder por la vía armada. El hecho señala el final del enfrentamiento armado interno y el comienzo de una nueva etapa política para el país, abriendo un espacio a la superación de las contradicciones agudizadas a partir del derrocamiento del gobierno democrático de Jacobo Arbenz Guzmán (1951-1954).