El capitalismo tardío, con sus consecuencias tanto políticas como culturales, se caracteriza por la pérdida de «sentido» del espacio público. Son las categorías mismas de la modernidad las que están en proceso de resignificación, gestándose nuevas o diferentes alternativas políticas en el ámbito de la cultura posmoderna. Estos datos forman parte hoy de la cotidianeidad, y más allá del partido que se tome respecto de ellos, el debate modernidad/posmodernidad, puede reconocerse como «síntoma», como manifestación subjetiva de la sociedad, como «malestar» de fin de siglo que difiere de la idea de progreso iluminista. Cuando las estructuras comienzan a ser cuestionadas no sabemos hacia dónde caminar...