Al igual que el conjunto de países latinoamericanos, una de las características esenciales de la sociedad boliviana es su carácter altamente discriminatorio hacia los sectores mayoritarios del país, y dentro de éstos, los niños, los jóvenes y las mujeres son los más discriminados. Estos sectores sociales, pese a constituir la inmensa mayoría del país, han permanecido y permanecen al margen de una efectiva participación social y política y, en la mayor parte de los casos, no tienen acceso al uso elemental de bienes y servicios, indispensables para una digna vida ciudadana. Esta situación se hace más contradictoria en Bolivia, que por su población es un país joven, y que sin embargo, toda la estructura social, política y económica no toma en cuenta esta característica fundamental.