Nada tan elusivo como la identidad de esa realidad irreal del fútbol. Las identidades absolutas no son ya posibles en la fluidez líquida y gaseosa contemporánea. La identidad del fútbol data de un nacimiento sin pergaminos en 1863, pero con vocación hacia lo posmoderno, pues de entrada su juego se funda en la levedad de la presencia. ¿Por qué las selecciones de América Ladina rivalizan con las europeas, pese a la asimetría de niveles socioeconómicos? Nuestra región vivió siempre en las condiciones que hoy son nuevas para el resto del mundo contemporáneo: desplazamiento, descentramiento y con-fusión entre lo virtual y lo real, las mismas que al trasladarse al fútbol han procurado mucha ventaja.