Lo que tanto se parece a un retrato hablado de la Venezuela actual fue dibujado hace veinte años en el número cero de esta revista: « . . .Injusticia social, desocupación, carestía de la vida, escasez y alto costo de la vivienda, crisis sanitario-asistencial, crisis de la educación, inseguridad.» (Gaspar, p. 25). Si el diagnóstico no ha cambiado desde entonces, la terapia propuesta ha variado drásticamente de la nacionalización a la privatización de industrias, del control estatal a la liberalización, de una economía cerrada a otra abierta. En este sentido, Venezuela se ha movido al son del ritmo político-económico latinoamericano.

Hasta hoy, la respuesta que se le ha dado - tanto política como en la investigación social - al hecho de que la estructura etaria de la población venezolana arroba que 3/5 partes tienen 24 años o menos, ha estado vacía de toda noción más allá del mero concepto generacional, y se orienta por la necesidad de \"integrar\" y \"proteger\" a la juventud de \"males\" definidos a priori por el llamado mundo \"adulto\", como característicos de ella. Sin problematizar ni indagar la presencia o ausencia de una cultura político-social específica de la juventud y, por tanto, una manera particular de ella para vincularse al sistema político-social venezolano. En esta investigación, partiendo de un enfoque que denominamos problematizador, pretendemos establecer una denominación de juventud a partir de ella misma, acabando con esas concepciones interesadas en \"integrarla\" y \"formarla\", estableciendo como hipótesis de partida que: las condiciones que generan problemas en la juventud son las mismas que generan las tendencias generales de crisis social. El artículo presenta el marco teórico y la metodología a desarrollar, y las primeras hipótesis, producto de la reflexión teórica y el trabajo de campo realizado.

\"... un legado doloroso han dejado los errores e intemperancias de atrás\" Cipriano Castro, 1900. \"Recibo un país hipotecado\". Luis Herrera Campins, 1979. Con la introducción del control de cambio en febrero de 1983, el problema de la deuda externa de Venezuela, notorio ya desde que el presidente Herrera pronunciara aquella célebre frase, se ha tornado tan dramático que su ministro de Hacienda llegó a afirmar que el país vivía una \"economía de guerra\". Es muy natural que, ante tal perspectiva y en pleno año Bicentenario del Natalicio del Libertador Simón Bolívar, se recuerde el tratamiento de que la nación fue víctima 80 años atrás, \"cuando la Venezuela cuna de libertadores no pudo pagar sus deudas, fue humillada con el bloqueo de sus puertos por los barcos acorazados de las potencias acreedoras\". La existencia de elementos análogos en ambas situaciones de insolvencia financiera a que alude tal referencia es motivo de las presentes observaciones destinadas a complementar ese enfoque histórico-comparativo.