Los cambios en el trabajo asociados a la tecnología son una constante desde la primera Revolución Industrial. En diversas coyunturas, la preocupación por el «futuro del trabajo» ha sido central. Ahora el tema vuelve al primer plano, unido al avance de tecnologías como la robótica o la inteligencia artificial. Pero la forma concreta en que la tecnología afecta la producción y el trabajo depende, también, de su interacción con la sociedad. Al final, una buena porción del partido se juega en la cancha grande de los sistemas de regulación pública, las empresas, los sindicatos y la población en general, más que en el estrecho ámbito de los laboratorios.