Cuando los ciudadanos, mayores de 18 años, se apresuren el 2 de febrero de 1986 a elegir presidente de la República de Costa Rica, atrás quedarán casi dos años de campaña política y las expectativas de sus seguidores por lograr un porcentaje adecuado, luego de un proceso electoral que le cuesta al fisco la suma de casi 500 millones de colones [[*]] para contribuir a difundir las bondades de los diferentes candidatos, entre una población total de 2.416.809 habitantes.