Los multifacéticos debates sobre cuidado y sostenibilidad aún no han logrado combinar estas dos problemáticas. Mientras algunos promueven una economía más verde que mantiene las estructuras y la lógica capitalista del lucro, las organizaciones feministas afirman que es necesario realizar cambios estructurales en el sistema económico. Desde esta perspectiva, el cuidado constituye una responsabilidad social y no es solo una actividad, sino también una práctica que abarca una dimensión ética, emocional y relacional. A la vez, la naturaleza se transforma en un agente de cooperación con igual valor y en un fin en sí mismo.