El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva consolidó la hegemonía liberal y la democracia, pilares de un nuevo tipo de Estado iniciado por Fernando Henrique Cardoso. Esto se explica, en primer lugar, por el mantenimiento de una política económica orientada a garantizar la estabilidad. Pero además el gobierno implementó algunas medidas dispersas de orientación más desarrollista y, sobre todo, lanzó una serie de políticas que le permitieron extender la cobertura social a los sectores más pobres y mejorar los ingresos y las posibilidades de ascenso de la clase media baja. Sustentado en una coalición política muy amplia, con una estrategia que asume por momentos rasgos populistas, Lula ha profundizado, imprimiéndole un tono propio, el ciclo hegemónico liberal iniciado por su antecesor.