Las desigualdades entre los sexos determinan decisivamente las relaciones internacionales. Por un lado, la política internacional presupone concepciones estereotipadas de los sexos, y por otro lado esos estereotipos se fortalecen y perpetúan a través de la práctica internacional. Surge la pregunta sobre las posibilidades de moderar el impulso de los géneros en el ámbito de la política internacional, concebidos siempre jerárquicamente. También en el campo de las relaciones internacionales como saber politológico pueden rastrearse las marcas de miradas que hasta ahora no problematizaron la cuestión de los géneros.