La prioridad que los países miembros del Mercosur conceden a la orientación estratégica en términos internacionales privilegia la reforma comercial liberalizante y la exposición a la competencia internacional como medio para introducir cambios estructurales en la economía. Es indiscutible la necesidad de una mayor apertura a las importaciones, pero se puede dudar de la eficacia de esta medida como instrumento inductor de reformas capaces de redinamizar la industria y hacerla más competitiva tanto en el mercado interno como en el mercado internacional.