La coyuntura laboral en Colombia hoy está marcada por un agudo desempleo, una gran pérdida de poder adquisitivo de los salarios, en un proceso continuado que completa ya dos décadas. Pero, lo novedoso es que en el ordenamiento de las relaciones obrero-patronales frente a sencillos avances como la reglamentación del derecho de petición, se observa el naufragio de los intentos de modernizar el Código del Trabajo por la oposición patronal a tal propósito, aceptada, permitida por la indiferencia estatal. Los trabajadores colombianos, en alta medida desorganizados y enfrentados a la división de las organizaciones del nivel confederal, no han podido estar presentes con una voz propia en todo el reciente proceso de reajuste dentro de las negociaciones con las entidades financieras internacionales y ello los ha dejado expuestos a ser gravados con la mayor parte del peso de dicho proceso. Las convulsiones sociales y políticas que azotan al país, afectan a los trabajadores, pero ellos no han tenido ni una participación orgánica en dicho proceso, ni tienen los elementos para dicha participación. Por eso se impone, con la mayor urgencia, trabajar en orden a actualizar nuestras formas de acción y coordinar nuestras demandas con las del conjunto de la población.