Nada de tiempos difíciles para Brasil. Con un 10% anual en 1996, la inflación alcanzó su nivel más bajo de las últimas tres décadas y media, la economía creció, las inversiones directas fluyen, hasta los pobres y los paupérrimos se volvieron más ricos: si eso no es un próspero emerging market... Por añadidura, parece como si la continuidad de la actual política estuviera garantizada hasta el próximo siglo desde que el presidente Fernando Henrique Cardoso, siguiendo el ejemplo de otros colegas de la región, conquistó su derecho a la reelección. Sin embargo, desde el tequilazo, la caída de la moneda mexicana a principios de 1995, muchos se han vuelto más cautelosos a la hora de vitorear los promisorios datos económicos en América Latina: y todos los que conocen Brasil saben que, como dicen, o buraco é mais em baixo. Los problemas están más abajo.