Hace cinco años mataron a Julio Rivera... Eso dijo mi abuela paterna, Eustaquia Narváez. La niña Eustaquia, como la llamaba la gente de Colosó, mi pueblo. Tacha, como le decíamos los nietos y familiares. Fue en los tiempos en que en Colombia todavía la vida era apreciada y respetada, y los muertos no eran olvidados. Tacha repetía y repetía: hace cinco años mataron a Julio Rivera.... Es lo que más recuerdo de aquel asesinato ocurrido cuando aún era muy niño. En la plaza misma, cuando apenas comenzaba a oscurecer, habían matado a Julio Rivera. Fue un tiro de escopeta cargada con munición para cacería de tigre. Nunca se supo quién fue. El suceso había conmocionado a toda la población. ¡Un muerto en Colosó!, repetía alarmada la gente. Fue un acontecimiento insólito, que convulsionó la vida rutinaria, perezosa y somnolienta de aquella comarca. Por eso era recordado año tras año. Hace un año..., hace dos años..., hace tres años..., hace cuatro años..., hace cinco años mataron a Julio Rivera, decía Tacha y reiteraba el vecindario en la fecha y hora del aniversario del crimen. No se podía olvidar. No se debía olvidar. Ahí todavía uno sólo se moría de viejo.