El autor pretende identificar ciertas tendencias en América Latina, en la Comunidad Europea y en las relaciones entre ellas, lo cual se presta pala discutir sus perspectivas en los años 90 y más allá. Intenta ubicar sobre esta base ciertos patrones en el desarrollo regional e interregional para delinear algunas áreas generales y específicas donde sitúa los problemas que más necesitan de una discusión franca y realista. En algunos casos, estas áreas podrían ser del tipo «del peor ejemplo». Por cierto que un pesimismo innecesario afectaría la realización de tal discusión. No obstante, igualmente dañina seria la gastada reiteración de la «sabiduría convencional» expresada por clichés o una atención excesiva a las sensibilidades políticas que estos clichés pretenden proteger.