En Europa, migrantes llegados del sur hacen los trabajos sucios que los nativos desprecian. Desde décadas atrás, el Viejo Continente recibe vigorosos y laboriosos sudacas. Y sigue recibiéndolos a pesar de las crisis y de las tasas de desempleo. Después de la renuncia del Papa erudito que militó en la Juventud Hitleriana, el cónclave cardenalicio eligió a un argentino presuntamente especialista en guerra sucia para limpiar los establos vaticanos. Francisco es un migrante de lujo, pero su tarea será ardua como la de todos los sudacas.