Durante los 90, los gobiernos socialdemócratas europeos tuvieron que enfrentar el desafío de la globalización y la europeización. El artículo analiza la performance de seis de ellos en términos de equilibrio fiscal, empleo y bienestar social. La conclusión es que aquellos gobiernos que adaptaron sus instrumentos y estrategias, sin dejar de lado el objetivo socialdemócrata fundamental de construir una sociedad más justa, lograron los mejores resultados. Es el caso de Suecia y Dinamarca. En cambio, aquellos que se negaron a flexibilizar sus políticas, como los de Francia y Alemania, muestran performances más decepcionantes.