Elecciones y Sorpresas En efecto, para quienes creían que el pueblo y, más particularmente, la clase obrera rechazaría el fraude a través del voto en blanco, el deseo de expresión manifestado en las largas colas a primera hora o en los altos porcentajes de mediodía tenía, necesariamente, ser sorprendente. Para quienes se dirigieron a lo que dieron en llamar la \"vanguardia esclarecida\" de la clase trabajadora, planteando la alternativa de la revolución y el gobierno obrero, la opción adoptada mayoritariamente por los trabajadores argentinos llenaba de dudas. Para quienes especularon no con la abstención electoral del Frente, sino con el desarrollo de las contradicciones internas del movimiento peronista también llegaba la hora de la rigurosa autocrítica para replantear la visión de la realidad que había dado lugar a esas apreciaciones. En la madrugada del 12 de marzo la suerte electoral del país estaba echada y, con ella, el destino final de una izquierda, que, durante décadas, había verbalizado su ataque al imperialismo, mientras en la práctica, aislada de las masas populares, mordía su impotencia en teorizaciones sobre el futuro histórico.