NUSO Nº 170 / Noviembre - Diciembre 2000
Pintura y nacionalidad, fotografía y nación
En un reciente viaje de Investigación a Río de Janeiro, en el archivo del Museo Histórico Nacional encontré un verdadero trofeo: dos fotografías de 1898, de un tal Sylvester A. Taylor, tituladas «Homenagem ao Imperador D. Pedro II do Brasil pelos índios do Alto Río Xingú». Las imágenes, tomadas a nueve años de la caída de la única monarquía americana, y a siete años de la muerte del emperador en su exilio parisino, muestran a tres indígenas adornados con plumas en una sala sobrecargada de blasones, escudos y también de una colección de lanzas y flechas, saludando al estilo de gladiadores romanos un retrato al óleo de Pedro II en su uniforme de gala. Días después, unos amigos antropólogos me comentaron acerca de un mito de los indios jêtimbira sobre el origen de los hombres blancos, cuyo padre viene a ser el mismo emperador, encarnación del mítico Aukê, quien en tiempos remotos había construido una enorme casa y desde entonces se dedicaba a la cría de negros.
