Opinión

Internas del Frente Amplio: continuidad en un contexto de cambios


septiembre 2016

La experiencia del Frente Amplio muestra la importancia de la organización partidaria para los partidos de izquierda en el gobierno.

Internas del Frente Amplio: continuidad en un contexto de cambios

El Frente Amplio nació en 1971 como una coalición de partidos (Socialista, Comunista y Demócrata Cristiano) y de sectores de centro izquierda de los partidos tradicionales en Uruguay. Esa coalición evolucionó rápidamente hacia un partido. Su fuerte cercanía con los movimientos sociales y los altos niveles de activismo propio que concitó desde su fundación, lo obligaron a desarrollar una estructura de participación, en particular de base, que no se correspondía ni podía ser dominada por las organizaciones de los partidos y grupos que lo integraban. De esta forma el Frente Amplio sumó a su estructura coalicional originaria, la de movimiento.

Las características fundacionales del Frente Amplio se consolidaron. Lejos de recorrer un camino de elitización, la estructura con representación política de sectores (partidos u organizaciones que forman la coalición) y militantes de base en la dirección se profundizó y se reprodujo a lo largo del tiempo. Aún luego de diversas administraciones gubernamentales, iniciadas en 2005 con el primer triunfo de Tabaré Vázquez, este rasgo sigue siendo una constante de la coalición. Dadas estas características particulares, los principales órganos de dirección política del Frente Amplio a nivel nacional y departamental (Plenario Nacional y Plenarios Departamentales) están integrados en partes iguales por representantes de los sectores y por representantes de las bases. Esta estructura se asienta en un activismo intenso. No por casualidad, Levitsky y Roberts1 catalogan al Frente Amplio como el único partido orgánico de masas de América Latina.

En las elecciones internas del Frente Amplio se eligen los representantes sectoriales y los representantes de las bases para los órganos de dirección partidaria. Desde 2012, se elige también directamente al presidente del partido y a los presidentes de las departamentales. Si bien estas elecciones no definen candidaturas para las elecciones nacionales, igual concitan interés ciudadano. También adquieren relevancia política en tanto la correlación de fuerzas dentro del partido y entre los diferentes sectores, determina sus posibilidades de incidir sobre las decisiones y, por tanto, de condicionar las políticas del gobierno. A diferencia de otros partidos de la región, el Frente Amplio es un actor relevante en relación al gobierno y representa una arena de discusión política y de negociación entre el gobierno, los liderazgos de diferentes sectores y la militancia de base.

El Frente Amplio cuenta en la actualidad con 29 sectores políticos, pero solo 10 han logrado representación parlamentaria en la última elección nacional de 2014 (ver cuadro). Asimismo, los sectores con mayor relevancia nacional son los 6 que han logrado entrar en el Senado. Se pueden identificar tres espacios en función de las posiciones políticas de estos sectores: 1. el más moderado integrado por el Frente Líber Seregni2 (sector del ex vicepresidente y actual ministro de economía Danilo Astori), 2. el más radical que agrupa al Movimiento de Participación Popular (sector del expresidente José Mujica), a Compromiso Frenteamplista (sector del actual vicepresidente Raul Sendic), al Partido Comunista y a Casa Grande (sector de la precandidata presidencial y senadora Constanza Moreira) y 3. entre ambos espacios, como pivote, se encuentra el Partido Socialista. Sin embargo, lejos de mostrar consistencia, estos alineamientos suelen romperse ya que los diferentes sectores adoptan posiciones políticas diversas que desarticulan este esquema.

Es posible observar alineamientos relativamente consistentes en términos de las definiciones de política económica y relaciones internacionales. El Frente Líber Seregni tiende a defender políticas económicas menos intervencionistas y menos expansivas en términos de gasto público, y una política internacional orientada a buscar acuerdos comerciales con países fuera del MERCOSUR. Por el contrario, los sectores más radicales tienen visiones económicas más desarrollistas y una posición más integracionista en materia de política internacional. En este sentido, podría decirse que los sectores más moderados tienden también a alinearse más fácilmente con las políticas promovidas por el presidente Tabaré Vázquez. Sin embargo, estos agrupamientos de tres grandes bloques pierden coherencia respecto a las políticas de seguridad ciudadana, sobre violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar, sobre temas de infraestructura y ambientales, y respecto a la nueva agenda de derechos (en especial a la de género cuando involucra acciones afirmativas).


En la última elección interna de julio de 2016 votaron 94.183 personas, algo más del 8% del número de votos que obtuvo el Frente Amplio en la primera vuelta de la elección nacional de octubre de 2014. Si bien es una votación alta para este tipo de elecciones,3 fue el registro más bajo desde que el Frente Amplio es gobierno. En 2006 habían votado 227.795 personas y en 2012 lo hicieron 170.770. Si bien la baja en la votación fue significativa, estuvo por encima de las expectativas de varios dirigentes, dado que esta elección se realizó en un ambiente de desaceleración de la economía y en el peor momento de popularidad del gobierno frenteamplista desde 2005.

Los sectores más radicales consolidaron su posición dentro del partido. Esto se explica por dos razones: 1. los votantes de las elecciones internas tienen un perfil más de izquierda (en particular cuando la participación es baja como en esta ocasión) que el electorado total del Frente Amplio y, 2. los sectores más radicales son quienes obtienen mayor representación en las bases, dado que cuentan con una mayor proporción de militantes.

Sin embargo, como en 2012, estos sectores volvieron a perder la presidencia del Frente Amplio. Su incapacidad para acordar un candidato común, hizo que Javier Miranda (un abogado y activista por los derechos humanos) apoyado por el Frente Líber Seregni y por el Partido Socialista obtuviera la mayoría de los votos frente al candidato del Movimiento de Participación Popular (el diputado Alejandro Sánchez). De esta manera, mientras que la presidencia del Frente Amplio será afín a las posiciones del presidente Tabaré Vázquez, el resto de la dirección continuará estando más a la izquierda. En términos generales, esto no representa un cambio respecto a los resultados de las elecciones internas de 2012 cuando la senadora socialista Mónica Xavier obtuvo la presidencia.

De cara al futuro, es esperable que esta conformación siga operando como contrapeso de las acciones del gobierno, cuando estas tiendan a apartarse de las bases programáticas del partido. En un contexto de desaceleración económica, donde es esperable que el gobierno, en busca de conservar la estabilidad, reduzca los alcances de sus políticas redistributivas, seguramente el partido funcionará como ancla del Poder Ejecutivo. La experiencia del Frente Amplio muestra la importancia de la organización partidaria para los partidos de izquierda en el gobierno, previniendo procesos de moderación excesiva, en especial cuando enfrentan el dilema entre lograr crecimiento con estabilidad y distribuir.


  • 1.

    Levitsky, Steven y Kenneth Roberts (2011). The Resurgence of The Left in Latin America. Baltimore: Johns Hopkins University Press.

  • 2.

    El Frente Líber Seregni es a su vez una alianza de sectores integrada por Asamblea Uruguay (sector del ministro de Economía Danilo Astori), Alianza Progresista (sector del ministro de Relaciones Exteriores Rodolfo Nin Novoa) y Nuevo Espacio (sector liderado por el senador Rafael Michelini).

  • 3.

    Estas son elecciones voluntarias en las que para votar se requiere ser adherente o adherir al partido al momento de votar.

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