Opinión
marzo 2022

Hungría: antifeminismo con cara de mujer

La elección de Katalin Novák como primera mujer presidenta de la historia de Hungría no es un triunfo feminista. Es, por el contrario, parte de la ofensiva contra los movimientos de mujeres y la puesta en marcha del plan de Viktor Orbán para recuperar la «familia tradicional». Una ofensiva que el líder húngaro pretende fortalecer en el marco de las elecciones del 3 de abril.

<p>Hungría: antifeminismo con cara de mujer</p>

La reciente elección de Katalin Novák como primera mujer presidenta de la historia de Hungría puede parecer, a primera vista, un logro feminista. Novák fue elegida por el Parlamento del país a principios de este mes. Pero un examen más detallado de sus muchos años en la política ofrece pocas esperanzas para las mujeres. Pese a que el papel del presidente es menos importante que el del primer ministro, quien ocupa la presidencia tiene el poder de impulsar leyes o referendos, pedir a la Asamblea Nacional que reconsidere una ley que ha aprobado, o convocar o disolver el Parlamento.

Novák es miembro del Fidesz, el partido populista de derecha que gobierna Hungría, y fue ministra de Asuntos de la Familia antes de ser nombrada presidenta. Su nombramiento ha sido una sorpresa a la luz de las declaraciones de Fidesz sobre el papel de la mujer en la sociedad y la política en los últimos doce años.

En 2015, cuando se le preguntó por qué no había ministras en su gobierno, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, dijo que las mujeres no podrían soportar la presión de las campañas de desprestigio político. En 2017, cuando se le consultó por la retirada de la embajadora de Hungría en Washington, declaró que no se preocupaba por los asuntos de las mujeres. Sin embargo, la elección de Novák podría haber sido un movimiento inteligente para Orbán.

Elegir a una madre de tres hijos como presidenta podría atraer los votos de simpatía de las mujeres húngaras en las elecciones parlamentarias del próximo 3 de abril. Además, su jugada desarma a las voces liberales que critican al gobierno por su exclusión de las mujeres de la política y los asuntos públicos: entre los miembros de la Unión Europea, Hungría es el país con menor número de diputadas.

Aunque Novák afirma que no será un instrumento para ampliar el poder del primer ministro o de Fidesz, no son muchos quienes esperan que la mujer que lleva habitualmente aros decorados con el nombre del partido vaya a ir en contra de los deseos de Orbán.

«Los que dicen que yo sería solo una marioneta en este puesto me degradan no a mí personalmente, sino a las mujeres en general. Suponen que una mujer no puede ser una funcionaria soberana capaz de tomar decisiones autónomas», dijo Novák antes de su elección, demostrando muy bien las formas en las que se puede jugar la «carta del sexismo» cuando se critica su trabajo, aunque las críticas no estén directamente relacionadas con su género.

«Una mujer no debe compararse con un hombre»

Novák, de 44 años, es una persona capaz y con talento. Habla varios idiomas, es licenciada en economía, ha estudiado diplomacia y no solo ha sido ministra, sino también durante años vicepresidenta de Fidesz. Corre maratones, disfruta cocinando, va a patinar con sus hijos...lleva, en definitiva, una vida saludable.

Sin embargo, considerarla una heroína feminista probablemente la enfurecería personalmente, pero además constituiría una parodia para el propio movimiento feminista. Como ministra de Asuntos de la Familia, propagó opiniones e introdujo políticas que obstaculizaban la igualdad de las mujeres e ignoraban los graves problemas a los que se enfrentan diariamente muchas húngaras, como la diferencia salarial entre hombres y mujeres, la falta de apoyo gubernamental para el cuidado de niños y ancianos, la doble carga de trabajos remunerados y el trabajo reproductivo no remunerado, la violencia doméstica, etc.

Las opiniones de Novák sobre el papel de la mujer y la igualdad de género están perfectamente resumidas en un famoso video de 2020, que es básicamente una colección de declaraciones sexistas. Según ella, las mujeres no deben competir con los hombres, ni creer que deben ganar tanto como ellos. Cuidar de los demás es una habilidad con la que las mujeres nacieron, y las mujeres son tan fuertes que también pueden llevar las cargas de otras personas (y deberían estar contentas de hacerlo). También dice que es un privilegio poder dar a luz, al que no se debe renunciar en una «malinterpretada» lucha por la emancipación.

Aunque Novák suele afirmar que, a diferencia de la oposición y, por supuesto, de las feministas, le gustaría que las mujeres húngaras pudieran elegir entre seguir su carrera profesional o dar prioridad a tener hijos y cuidar de sus familias, las políticas del gobierno hacen evidente cuál es la opción que prefiere.

A favor de las familias «tradicionales»

El partido Fidesz y sus aliados internacionales llevan mucho tiempo insistiendo en la importancia de la familia y definiendo el parto como la máxima realización y el deber sagrado de la mujer.

El pasado mes de septiembre se celebró la cuarta Cumbre Demográfica de Budapest, un encuentro internacional de ultraconservadores, que tuvo como eje el tema de «la familia como clave de la sostenibilidad». Entre los oradores se encontraban muchos políticos de Fidesz, así como invitados internacionales, entre ellos el ex vicepresidente estadounidense Mike Pence, el presidente serbio Aleksandar Vučić y Andrej Babiš, entonces primer ministro de la República Checa.

Novák y Orbán intervinieron en la cumbre para reforzar la importancia de la familia «tradicional», en la que las mujeres son las principales encargadas de criar a los hijos, realizar las tareas domésticas y mantener a sus familias felices y sanas, mientras que los hombres son el sostén de la familia. Orbán declaró que el objetivo del gobierno es hacer que tener hijos sea económicamente favorable, para que las mujeres puedan quedarse en casa y dejar sus trabajos remunerados.

Algunas de las controvertidas políticas de Fidesz reflejan estos objetivos. Por ejemplo, el Programa de Ayudas a la Vivienda Familiar ofrece préstamos para la compra (o renovación) de una casa a las familias que tienen o piensan tener hijos. Cuantos más hijos tenga la familia, más favorable será el préstamo.

Sin embargo, como han señalado muchos críticos, la mayoría de los planes del gobierno para ayudar a las familias de distintos orígenes sociales solo benefician a las familias de clase media con trabajos estables y con capacidad para hacer frente a los complicados procesos de solicitud. El sistema fiscal beneficia a las familias de forma similar: los más ricos tienden a beneficiarse más, lo que consolida la desigualdad social estructural, dejando a las clases sociales más bajas sin ayudas sustanciales.

Un sistema desigual que subordina a las mujeres

El problema no es solo el apoyo financiero equivocado y desigual a las familias húngaras, sino cómo, según Novák y el gobierno de Fidesz, deben ser estas familias. La estructura familiar «tradicional» que tanto promueven es donde se originan la mayoría de las desigualdades de género en la sociedad húngara, y también donde estas desigualdades se reproducen y refuerzan. Múltiples estudios demuestran que el reparto del trabajo reproductivo no remunerado -como las tareas domésticas, el cuidado de niños o ancianos y el trabajo emocional- es extremadamente desigual. Según el índice anual de igualdad de género del Instituto Europeo para la Igualdad de Género, en el que Hungría ocupa el puesto 26 de los 27 países miembros de la Unión Europea, 55,8% de las mujeres húngaras realizan tareas domésticas a diario, frente a apenas 13,8% de los hombres.

En lugar de impulsar un reparto más equitativo del trabajo reproductivo, Novák ha contribuido a lo largo de su carrera política a una narrativa que elogia falsamente a las mujeres por sus puntos fuertes mientras declara que sus cargas son una parte esencial de la feminidad, lo que hace casi imposible que expresen sus luchas. De este modo, ha mantenido un sistema fundamentalmente injusto y desigual que subordina a las mujeres.

Novák también pertenece a un gobierno que todavía se niega a ratificar el Convenio de Estambul, cuyo objetivo es combatir la violencia contra las mujeres, a pesar de que se calcula que 20% de las mujeres húngaras han sufrido violencia doméstica física. El mismo gobierno se niega a aumentar los salarios en educación y salud, sectores en los que las mujeres están sobrerrepresentadas, y obstaculiza el derecho de huelga de los profesores. Siguiendo el ejemplo ruso, también ha aprobado una ley que prohíbe «mostrar o promocionar» la homosexualidad en los materiales educativos de las escuelas.

Aunque el derecho al aborto en Hungría sigue vigente, Novák dijo en su discurso como candidata a la presidencia que «apoyará a quienes pretendan proteger la vida desde el momento de la concepción».

Con todo esto en mente, como mujeres húngaras tenemos pocas esperanzas de que nuestra primera presidenta cambie las cosas para mejor.


Este artículo es producto de la colaboración entre Nueva Sociedad y DemocraciaAbierta. Puede leerse el original aquí. Traducción: Mariano Schuster.




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