Globalizarnos o defender la identidad. ¿Cómo salir de esta opción?
Nueva Sociedad 163 / Septiembre - Octubre 1999
Las tensiones entre globalización e interculturalidad pueden ser concebidas como una relación entre épica y melodrama. La globalización, que exacerba la competencia internacional y desestructura la producción cultural endógena, favorece la expansión de industrias culturales con capacidad a la vez de homogeneizar y atender en forma articulada las diversidades sectoriales y regionales. El horizonte social se reduce, para explicarlo quizá sea útil salir de la frecuente oposición entre lo global y lo local. Quizá la disyuntiva principal no sea defender la identidad o globalizarnos. El proceso actual no conduce a la revisión de cuestiones identitarias aisladas, sino a encarar con más realismo la heterogeneidad, la diferencia y la desigualdad.