Democracia o dictadura (54 / Mayo - Junio 1981)
Nº 54 — Mayo - Junio 1981

Democracia o dictadura

América latina vive hoy un dramático acontecer. Muchos de sus pueblso se debaten entre «la libertad y el miedo», sacudidos por una violencia sin precentes, vistimas de tiranías. Los trabajos de este número debaten las perspectivas y posibilidades de las ideologías, partidos y movimientos, en relación con la realidad y el futuro de nuestras convulsionadas sociedades.

Artículos

Documentos

Libros y autores

Movimientos-Partidos-Sindicatos

Partido Liberal (Colombia)

La Constitución francesa de 1958, la obra magna del general De Gaulle, con su pronunciado régimen presidencial considerado como una nueva forma de monarquía por los franceses, buscaba y pretendía eternizar el predominio de la derecha y hacer imposible el triunfo de la izquierda francesa. La segunda vuelta para la elección del jefe de Estado se suponía una talanquera infranqueable para los partidos de la oposición, pues ante la señal de alarma de la primera vuelta todo el tradicionalismo, las fuerzas conservadoras ancladas en la sociedad francesa, la burguesía y las clases medias atemorizadas con el espectro del "comunismo", acudirían a rodear al candidato que hubiera obtenido la mayoría relativa en el campo de la derecha a fin de asegurarle una incontestable victoria en la segunda vuelta. La estabilidad de siete años de mandato presidencial y su influencia sobre las elecciones parlamentarias, a su vez predeterminadas por un complicado sistema de leyes electorales basadas en circunscripciones uninominales y con un segundo turno para quienes no obtengan la mayoría absoluta en la primera elección, aseguraban igualmente una confortable mayoría a las fuerzas conservadoras y un sólido respaldo al "monarca constitucional". Las instituciones estaban marcadas por la personalidad del general y hechas a su medida. Nadie dudó jamás del triunfo de su sucesor, Georges Pompidou, otra fuerte personalidad de la burguesía francesa, cuyo reino sólo vino a interrumpirse con la muerte. Tampoco del éxito de Valery Giscard D'Estaing, que si bien no tenía el mismo origen y la ortodoxia gaullista, era sin embargo el candidato del establecimiento oficial, bendecido por la banca y la industria, realzado por su origen aristocrático y su formación intelectual. Nadie presagiaba entonces que la aspiración reeleccionista sería derrotada, en gran parte, por la cadena de escándalos financieros y de corrupción oficial que involucraron al propio Giscard y sus más cercanos amigos. Fue, en primer término, una reacción al régimen parlamentario que no logró estabilizarse por la multiplicidad de partidos, dando origen a una sucesión interminable de gobiernos a partir de 1945. Pero no fue esa exclusivamente la causa de la inestabilidad y del descrédito justificado en la imagen de la anarquía y desgobierno. La liquidación del imperio colonial, y especialmente las guerras de Vietnam y de Argelia y la derrota francesa, de un lado, y la situación de pobreza dejadas por la guerra y la ocupación primero; y luego por el desesperado esfuerzo de oponerse a los movimientos de liberación en la Indochina y en el Africa, hundieron al país en el escepticismo, del que la filosofía existencialista fue la mejor expresión. Francia salía de la guerra como una potencia de segundo orden, sometida cada vez más al dictado del nuevo gran poder mundial: los Estados Unidos.

Socialdemocracia: Pro y Contra