En este artículo se exploran las características y potencialidades de la sociedad civil cubana en un contexto de transición y reforma económica, así como de creciente agresividad norteamericana. Se abordan también las acciones estatales, desde la mitad de los años 90, que estrechan el espacio público autónomo que necesita la sociedad civil. Se realiza una evaluación sobre la relevancia del papel de la sociedad civil en la continuación del proyecto político socialista, y señalados comentarios sobre el interés que el Estado tiene en promover esa red asociativa.