Publicaciones de Evelyn Krause Kerrun
La cultura de la calentura. El imperio de los sinsentidos
Ahora resulta que los objetos de nuestra cotidianeidad se han vuelto cachondos los zapatos son cachondos, un arete es cachondo, también un harapo o un pantalón. Lo que la oferta de mercancías pone a nuestra disposición es supercachondo. Alguien, de pronto, se pone caliente por una Coca Cola fría, el otro por una cerveza y una torta, cosas que fácilmente se obtienen con poco dinero. Si antes la gente tenía ganas de algo, hoy siente calentura coloquialmente hablando. ¿Se está haciendo un circunloquio de lo que significa «estar caliente»? ¿La utilización inflacionaria del término es acaso ruptura de un tabú? A duras penas. Después de la liberalización de las relaciones sexuales y de su discusión pública se han establecido nuevas normas. Ya no es posible subvertir ningún orden con el uso general de términos sexualmente designados. Además, cuando el concepto y el significado se encuentran disociados, las palabras ya no provocan a nadie.