Al margen del sistema financiero institucionalizado, el sector informal de la economía cuya gravitación nadie podría discutir en las diferentes economías latinoamericanas, ha desarrollado fórmulas propias para acceder a los créditos que necesita para seguir subsistiendo. Ante la alternativa de desaparecer como agentes económicos, los productores y comerciantes informales han fomentado así un sector financiero paralelo, que se cobra con creces su «ayuda», mediante intereses usurarios. También hay formas de colaboración mutua. Unos y otros casos son analizados por el autor en relación al sector informal peruano, objeto de numerosos estudios, entre los cuales el aspecto financiero ha sido generalmente ignorado.