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NUSO Nº 289 / Septiembre - Octubre 2020

La frontera México-Estados Unidos: asimetrías y transgresiones

La frontera entre México y Estados Unidos se ve transformada no solo por las interacciones en distintos niveles económicos y políticos, sino también por procesos sociales y culturales que parecen subvertir los límites. Las dinámicas fronterizas son, a su vez, reflejo del contraste entre dos culturas con presencia en el continente, la anglosajona y la latina, y dan lugar a una compleja relación binacional marcada por múltiples cruces, permisos y prohibiciones.

La frontera México-Estados Unidos: asimetrías y transgresiones

Las fronteras son construcciones fundamentalmente humanas. Aunque en ocasiones parecieran seguir la naturaleza del paisaje físico (fronteras naturales), como la frontera México-Estados Unidos, que en la mitad de su extensión se encuentra delimitada por el Río Bravo, estas divisiones no existirían sin la intervención humana que demarca y diferencia los límites nacionales. Existen también fronteras más cercanas en términos de interacción, cuyas características tienen que ver con dinámicas de corte histórico y cultural, como en el caso de algunos países latinoamericanos. Generalmente, cuanto más extensas son en términos de territorio, más contrastantes son las realidades que las fronteras suelen dividir.

Debido a su longitud y características geográficas, las fronteras pueden tener diferentes contextos y condiciones de cambio; pueden mantenerse estáticas durante largos periodos, con aspectos o dinámicas disímiles ocasionales, o bien transformarse debido a políticas e infraestructuras más rígidas, cuyo objetivo es tener una mayor administración y control de la movilidad de personas y mercancías, como en el caso de la frontera de México con eeuu, que ha experimentado grandes transformaciones durante las últimas tres décadas. En los escenarios contemporáneos, es posible decir que hay fronteras que «desaparecen», si bien no desde la comprensión geopolítica o nacional, sino en cuanto a los circuitos del mercado informal y a las organizaciones que operan desde la paralegalidad y evaden puestos y controles aduanales fronterizos.

Las regiones fronterizas de México

México comparte límites internacionales con tres países: eeuu, Guatemala y Belice. La frontera norte de México está dividida en casi la mitad de su extensión por el Río Bravo (región noreste), que desemboca en el océano Atlántico en el golfo de México. La otra mitad es una zona de desierto y de semidesierto (región noroeste), que se extiende hasta Tijuana en el océano Pacífico.


En términos territoriales, estamos hablando de poco menos de 3.200 kilómetros de frontera, que incluyen 48 condados de eeuu esparcidos en los estados de Texas, Nuevo México, Arizona y California; del lado mexicano son 94 municipios fronterizos en los estados de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. En algunos casos, la ciudad mexicana es más grande; en otros, la estadounidense. En total, son 15 pares de ciudades gemelas. Las ciudades mexicanas de mayor tamaño poblacional en la frontera son Ciudad Juárez y Tijuana, seguidas por Mexicali, Nogales, Piedras Negras, Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros. En cuanto a las personas que viven en este extenso territorio, en 2016 había una población aproximada de 13 millones de habitantes distribuida en diez áreas metropolitanas transfronterizas1. Un aspecto destacable es que la mayor parte de ellas constituyen conglomerados urbanos además de pequeñas localidades de poca notoriedad e impacto transfronterizo.

Un tema complicado para las políticas de Estado se vincula a las realidades sociales específicas de cada frontera. México es un país muy centralizado y muchas de las decisiones sobre lo que ocurre en las regiones fronterizas son federales, aunque las cuestiones prácticas necesariamente tienen que ser resueltas en las jurisdicciones locales. Estas regiones mantienen una disputa con las zonas centrales porque tienden a reclamar por un conjunto de necesidades propias que se corresponden con sus diferencias como territorios. A menudo existe una discusión en la cual la parte central argumenta que la frontera tiene privilegios o diferencias respecto a los imaginarios nacionales y que en ocasiones estas diferencias impiden construir un sentido de país más homogéneo con políticas iguales. En las décadas de los años 70 y 80 llegaron incluso a emprenderse campañas nacionalistas en el norte mexicano, basadas en el temor de que la población dejara de practicar el idioma español o lo transformara por su uso de palabras en inglés y la cercanía con eeuu. En México, por ejemplo, la gente de la frontera norte fue juzgada durante un largo periodo por perder supuestamente su identidad mexicana, al hablar inglés, tener comportamientos distintos y sumarse a prácticas culturales estadounidense como la celebración del Halloween o el Thanksgiving [Acción de Gracias], entre otras circunstancias. Sin embargo, la realidad es que en ocasiones las personas que viven en la frontera reivindican una mexicanidad más exacerbada que las personas en el interior del país. Esto se debe a que el componente poblacional de las ciudades fronterizas está relacionado con el arribo de migrantes en distintos periodos.

La frontera México-eeuu, específicamente la frontera Tijuana-San Diego, es la más cruzada de todo el mundo occidental; esto habla de la dimensión de las interacciones que cotidianamente tienen estas sociedades. En términos de flujos y cruces fronterizos, en un estudio realizado en 2017 se indica que en la frontera norte, según las estimaciones de la Secretaría de Relaciones Exteriores (sre), cada día se realizan más de un millón de cruces legales de personas y alrededor de 300.000 de vehículos, de los cuales más de 70.000 son camiones de carga2. Un aspecto adicional a tomar en cuenta es que esta frontera ejerce un control social y económico que involucra a actores y procesos en ambos países. Sin duda hay una amplia interacción en diversos campos cuando hablamos de las fronteras: comercio, turismo, mercado laboral binacional de compra de bienes y productos, entre otros.

Interacciones transfronterizas entre México y eeuu

Los esquemas de acción e interacción fronteriza representan un enorme reto para el gobierno mexicano. Como ya señalamos, más de un millón de personas y cerca de 300.000 automóviles circulan a diario entre ambos países; sin embargo, esta cantidad de cruces refleja distintas motivaciones y objetivos ligados a las particularidades propias de cada contexto transfronterizo.

Existen 53 puentes y garitas de entrada al territorio estadounidense. Los hay específicamente para actividades de carga y para el transporte de mercancías, y una gran parte de la exportación de México se traslada a través de esos puentes. Algunos puentes internacionales son de tráfico ligero, y otros son de usos mixtos: tráfico ligero, tráfico de carga y de vehículos. También hay puentes de uso exclusivo para el cruce peatonal. Hay puentes de ferrocarril que son parte de la historia, ya que la primera forma en que México se comunicó con eeuu fue a través del ferrocarril, a finales del siglo xix. 72% del comercio que cruza por la frontera entre México y eeuu involucra principalmente cuatro ciudades: Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Reynosa, las cuales cuentan con una mayor interacción en términos de flujos comerciales. Adicionalmente, se estima que en 2019 poco más de diez millones de camiones de carga y contenedores ferroviarios han transportado mercancía hacia eeuu a través de la frontera con México3.

La mayoría de estos puentes son gratuitos, pero también los hay donde se paga un peaje por cruzar. Es decir, hay distintas modalidades de cruce según las necesidades locales. Algunos estados mexicanos del norte tienen varios puentes internacionales en su territorio, pero hay estados con pocos cruces que son sumamente activos, como es el caso del estado de Baja California, que tiene solo ocho puentes, cuatro de ellos ubicados en la ciudad de Tijuana, donde ocurre la mayor parte del tráfico y cruce de vehículos y de peatones de toda la frontera. Por otro lado, en el extremo noreste del país, Nuevo León tiene un pequeño cruce fronterizo que está dedicado exclusivamente al flujo comercial, y ahí radica su importancia.

Es importante mencionar que existen diferencias en la interacción transfronteriza en función de las configuraciones políticas y culturales, principalmente de los estados estadounidenses. No es lo mismo ser vecino de California que de Texas, ya que estas dos entidades representan extremos opuestos en el termómetro político. California es el estado progresista por excelencia, mientras que Texas se perfila como parte del «sur conservador bíblico»4. Esta situación se ve reflejada en que California es un estado «santuario» para migrantes, en las antípodas de Texas y Arizona5. Así pues, este es uno de los factores que contribuyen a las diferencias en los flujos migratorios fronterizos: California es uno de los destinos preferidos por los migrantes indocumentados, sin mencionar que se trata de uno de los estados más ricos en términos económicos y de recursos naturales, todos ellos elementos que potencian su deseabilidad como área de oportunidades6.

Los puentes fronterizos de Baja California cuentan con modalidades particulares para acceder a eeuu. Existe una modalidad general, que rige para cualquier persona con documentación, independientemente del documento de ingreso que presente, pero también existe la opción de cruzar por los puertos peatonales. Por otra parte, también existe un cruce exprés de servicios médicos, dentales y/o tratamientos optométricos para ciudadanos y/o residentes estadounidenses, quienes tienen la opción de pagar 10 dólares por esta opción, que les da derecho a utilizar un carril especial a su regreso a eeuu y de este modo no hacer una larga fila. Otra modalidad integra un sistema de análisis biométrico que hace más rápido el cruce, ya que a medida que la persona se va acercando al punto de revisión, los documentos migratorios envían una señal a través de un chip a un receptor y esta información llega al oficial de migración que supervisará el ingreso, lo que agiliza la entrevista para poder entrar en territorio estadounidense.

Existe asimismo un programa especial para viajeros de bajo riesgo, conocido como Red Electrónica Segura para Inspección Rápida de Viajeros (Secure Electronic Network for Travelers Rapid Inspection, sentri), que agiliza el cruce de los viajeros frecuentes transfronterizos. Es un sistema que hace que el cruce sea mucho más rápido, ya que requiere que la persona solo muestre una credencial sin bajarse del vehículo7. Este programa se basa en un sistema de puntos y suele otorgarse a aquellas personas que pueden probar una actividad económica y un ingreso formal, que son consideradas con buena reputación y que no han tenido ningún tipo de problema en eeuu.

México también ha apostado por un sistema de modernización en la infraestructura e inclusión de plataformas digitales. A pesar de ello, las diferencias en la experiencia de cruce hacia México son marcadas: la vigilancia es mínima, no es obligatorio presentar documentos y la revisión personal es prácticamente inexistente. En la actualidad se ha implementado un sistema en el que se cobra una tasa a quienes deseen internarse en México con fines turísticos, aunque en términos generales, el flujo de extranjeros es pequeño en comparación con el número de personas que salen. En Tijuana, los fines de semana aumenta el número de personas que buscan divertirse en los bares, clubes nocturnos y otras sedes de entretenimiento «para adultos»; lo que contribuye a este incremento es la percepción, en el imaginario cultural, de que es una «ciudad del pecado»8, además del hecho de que la mayoría de edad en México es reconocida a los 18 años, mientras que en eeuu se reconoce a los 21.

Seguridad, comercio y trabajo en la frontera norte

Otro tema de relevancia a considerar es el de la vulnerabilidad, que a escala nacional siempre ha sido una cuestión prioritaria. En este mismo nivel están presentes temas como las migraciones indocumentadas y el crimen organizado, sobre todo cuando la región norte del territorio mexicano ha formado parte de importantes rutas de narcotráfico que han impactado sustancialmente en la vida en la frontera.

El ataque contra las Torres Gemelas en 2001 cambió de manera radical el estatus de la frontera México-eeuu. Antes era una frontera muy abierta, fácil de cruzar, con poca vigilancia, por lo que la interacción se daba de manera menos complicada. Desde 2001, con el temor de nuevos ataques terroristas, medios de comunicación estadounidenses alertaron sobre la posible entrada de islamistas radicales a través de la frontera con México. Hasta el momento, eso no ha ocurrido. Lo que sí ha sucedido es un endurecimiento de la frontera que implicó el despliegue de la guardia nacional estadounidense para fortalecer las labores de la patrulla fronteriza. Esto pone en cuestión la idea de un mercado abierto que se apoya en el tratado de libre comercio recientemente renegociado en el marco del Tratado entre México, eeuu y Canadá (t-mec). Por otro lado, los temas de seguridad, control, terrorismo, tráfico de armas y drogas y crimen organizado siguen haciendo muy compleja la relación con el vecino país del norte.

En términos de fuerza de trabajo, México es un proveedor importante de mano de obra para eeuu desde hace más de un siglo. Es pertinente recordar que durante la Segunda Guerra Mundial se generó una gran necesidad de mano de obra en los campos, las minas, la industria del ferrocarril y muchas otras actividades. eeuu necesitaba trabajadores y trabajadoras para todas estas áreas. Por ese motivo impulsó un acuerdo por el cual México cubriría estas necesidades que se plasmó en el Programa Bracero, que habilitó contratos especiales por medio de los cuales trabajadores mexicanos podían cruzar temporalmente a trabajar en eeuu. Algunos terminaron por quedarse del otro lado de la frontera, y este se volvió uno de los momentos más importantes de la migración controlada internacional. Posteriormente, con la conclusión de los convenios de braceros en 1964, vino un flujo irregular en ascenso. En este contexto, las ciudades fronterizas poco a poco fueron pobladas por cientos de miles de migrantes, quienes originalmente buscaban cruzar a eeuu pero se terminaron radicando en las ciudades fronterizas mexicanas. Esto provocó un crecimiento incontrolable que repercutió en la planeación urbana y la falta de servicios básicos para estas poblaciones, impactos que tuvieron lugar de manera más intensa en la década de 1990.

Por su parte, la frontera tiene una dinámica industrial particular. Las maquiladoras son la base industrial de la frontera norte. Se estima que la población que labora en la industria maquiladora en los estados fronterizos asciende a más de 1,6 millones de personas, distribuidas entre más de 3.000 establecimientos9.

Cambios, contrastes y el muro

Anteriormente, en algunos puntos del límite internacional se abría la frontera con supervisión de la patrulla fronteriza y había convivencia durante breves periodos. A fin de cuentas, este gesto simbolizaba un acercamiento. Aunque fuera por breves instantes, familias separadas por el muro se podían abrazar. También había matrimonios transfronterizos. Se abría la reja, los contrayentes cruzaban y se llevaba a cabo el acto formal. Otra dinámica común, particularmente durante la década de 1990 en el muro fronterizo en Playas de Tijuana, era ver a niños y familias conversando o comiendo a través de la malla fronteriza, cada uno de su lado. Sin embargo, esto poco a poco fue cambiando debido a los nuevos muros y los procedimientos de seguridad progresivamente más restrictivos.

De modo que otro de los temas más importantes al referirse a las fronteras mexicanas es el avance en las políticas de control migratorio. En México existe una serie de peticiones a eeuu sobre protección a los migrantes y otras condiciones en materia de derechos humanos, pero también existen grandes retos en el trato que México da a los migrantes centroamericanos que transitan o se quedan en el país: guatemaltecos, salvadoreños, hondureños, quienes en la mayoría de los casos no han recibido un trato digno y reiteradamente señalan a policías y agentes de migración como responsables de los abusos, además de los conocidos riesgos a manos de grupos del crimen organizado dedicados al tráfico de personas y la extorsión. Una gran paradoja es que México deporta más centroamericanos que eeuu, incluso más que el número de mexicanos deportados desde el país del norte10.

Hasta la década de 1960, un cable de acero funcionaba como línea divisoria: la frontera se podía cruzar levantándolo o bajándolo. Pocos años después fueron apareciendo mallas de acero, aunque una escalera bastaba para burlar esta barrera: curiosamente, había gente que ofrecía en alquiler diversos artefactos para que los migrantes pudieran cruzar con facilidad. A mediados de la década de 1990 se dio la primera instalación formal de un muro en el marco del Operativo Guardián implementado por el gobierno de Bill Clinton. El muro fue construido a partir de los desperdicios metálicos que generó la Guerra del Golfo con Iraq.

Una segunda barrera vino a reemplazar a la primera durante la gestión de George W. Bush. A pesar de estas transformaciones, algunas secciones antiguas han sobrevivido, lo que provoca que haya espacios de la frontera donde actualmente existen dos muros paralelos. En la actualidad, con la construcción del muro de Donald Trump, se espera que en algunas secciones convivan hasta tres muros. Es importante mencionar que estas construcciones son acompañadas de propaganda que azuza el miedo de las personas y promueve discursos de riesgo o peligro ante lo que viene de fuera. Peligros que muchas veces las administraciones estadounidenses incentivaron, con el propósito de construir un discurso en el que sellar la frontera con México se ha vuelto un asunto de seguridad nacional.

En este mismo sentido, a la par del fortalecimiento y la ampliación de la infraestructura y el personal para la seguridad fronteriza de eeuu, otro aspecto a destacar es que las fronteras geopolíticas se han convertido en fronteras biométricas11. Las fronteras biométricas son el nuevo sistema de seguridad de eeuu, con el cual se vuelve muy difícil falsificar un pasaporte o una visa. Ahora se pasa un documento y se puede determinar si eres la persona que aparece en él. Este es un asunto central, porque ahora los cuerpos han sido convertidos en las contraseñas12.

Beneficios directos e indirectos para la población en la frontera norte

Se calcula que solamente un tercio de la población fronteriza mexicana cruza a eeuu; se infiere que el resto no lo hace porque no tiene los documentos legales. Así pues, hay una posición de exclusión, aunque no en el sentido estricto, porque la gente que no puede cruzar recibe ciertos beneficios indirectos. Por ejemplo, una gran cantidad de ropa, muebles o artículos diversos son considerados desecho en eeuu, pero en México adquieren un segundo periodo de uso, por lo que existe la posibilidad de comprar cosas que vienen del «otro lado».

En este sentido, en la frontera norte de México nada es estático, el espacio fronterizo tiende a ser dinámico en términos de interacción. En algún momento, la frontera fue un territorio deshabitado, un espacio muy grande pero que casi no tenía población, y aunque hubo cambios económicos, fue imposible evitar que se creara la imagen de la frontera como territorio de los olvidados pero a la vez como una tierra de oportunidades, ya que muchos logran obtener con mayor facilidad un mejor ingreso, acceso a una mejor nutrición, vivienda, automóvil, etc. Esas oportunidades tienen que ver también con un dinamismo específico que ilustra la frontera. Por eso, la población fronteriza ha ido en aumento13. Se considera que las personas se asientan en la frontera porque las condiciones laborales y de educación en sus lugares de origen no son satisfactorias14.

La frontera como espacio: lo legal y lo ilegal

Otra de las paradojas fronterizas tiene que ver con que algo puede estar prohibido de un lado pero no del otro. Por ejemplo, algunos estados de eeuu han legalizado el uso, la venta y el cultivo de la marihuana, no solo con fines medicinales, sino también recreativos, mientras que en México está prohibida y penalizada esta actividad. A la par, los ciudadanos estadounidenses tienen derecho a comprar y portar armas de fuego, mientras que en México esto está prohibido, aunque muchas de estas armas ingresarán al país de contrabando. Por su parte, desde México hacia eeuu no se puede cruzar frutas, productos animales, plantas y flores, entre otras cosas.

Cambios en la frontera a partir del covid-19

A raíz de la epidemia de covid-19, las restricciones en la interacción social en la frontera han aumentado a partir de los primeros meses de 2020. En marzo, los gobiernos de México y eeuu anunciaron el veto de los viajes «no esenciales» entre ambos países. Naturalmente, esta medida puso una pausa a los viajes turísticos y recreacionales y, con ello, un aumento en las restricciones para cruzar hacia el norte. Además de la reducción en los tipos de visa permitidos para ingresar al país vecino, aumentan los tiempos de cruce para aquellas personas autorizadas, pues deben sujetarse a exámenes rápidos de detección del virus.

Por su parte, el cierre parcial de las fronteras ha impactado no solo sobre los negocios formales en ambos lados, que dependen del flujo constante de personas, sino también sobre los negocios informales localizados en las inmediaciones del cruce. Por último, las cifras de contagios y muertes a raíz de esta pandemia muestran que estados fronterizos mexicanos y estadounidenses arrojan diferentes números en función de su variación regional: la parte oeste resulta la más afectada, particularmente en California y Baja California. Aun con el cierre parcial de la frontera, el flujo internacional no se detiene debido a quienes residen documentadamente a ambos lados de la frontera y no figuran dentro de las restricciones impuestas.

  • 1.

    Rafael Prieto Curiel: «Los trece millones de la frontera» en Punto Decimal, 17/4/2016.

  • 2.

    Centro Gilberto Bosques: «Panorama actual de la frontera entre México y Estados Unidos», nota informativa, Senado de la República, 2017.

  • 3.

    Departamento de Transporte de EEUU, Oficina de Estadísticas de Transporte: «Border Crossing/Entry Data», <www.bts.gov/content/border-crossingentry-data>.

  • 4.

    Dana R. Carney, John T. Jost, Samuel D. Gosling y Jeff Potter: «The Secret Lives of Liberals and Conservatives: Personality Profiles, Interaction Styles, and The Things They Leave Behind» en Political Psychology vol. 29 N° 6, 2008.

  • 5.

    Benjamin Gonzalez, Loren Collingwood y Stephen Omar El-Khatib: «The Politics of Refuge: Sanctuary Cities, Crime, and Undocumented Immigration» en Urban Affairs Review vol. 55 N° 1, 2019.

  • 6.

    David E. Hayes-Bautista: La nueva California: Latinos in the Golden State, University of California Press, Berkeley, 2004.

  • 7.

    Oscar J. Martínez (coord.): US-Mexico Borderlands: Historical and Contemporary Perspectives, Rowman & Littlefield, Lanham, 1996.

  • 8.

    Rafael Saavedra: «Tijuana Makes Me Happy» en Nexos vol. 26 N° 323, 2004.

  • 9.

    Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI): «Estadística del Programa de la Industria de Manufactura, Maquiladora y Servicios de Exportación (IMMEX)», 12/2019.

  • 10.

    Nina Lakhani: «Mexico Deports Record Numbers of Women and Children in US-Driven Effort» en The Guardian, 4/2/2015.

  • 11.

    Louise Amoore: «Biometric Borders: Governing Mobilities in the War on Terror» en Political Geography N° 25, 2006.

  • 12.

    A. Hernández y Amalia Campos-Delgado (coords.): Líneas, límites y colindancias. Miradas a las fronteras desde América Latina, El Colef, Tijuana, 2015.

  • 13.

    Rodolfo Cruz Piñeiro: «Evolución y cambios recientes de la dinámica migratoria y características socioeconómicas de la frontera norte de México» en José Luis Ávila, Héctor Hernández B. y José Narro R. (coords.): Cambio demográfico y desarrollo de México, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, 2014.

  • 14.

    Gabriel González: «Determinantes en la satisfacción de vida de las personas en las ciudades de la frontera norte de México» en Realidad, Datos y Espacio vol. 7 N° 1, 2016.

Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad 289, Septiembre - Octubre 2020, ISSN: 0251-3552


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