Opinión
febrero 2017

Ética republicana o ética bursátil: la derecha chilena en llamas

No solo los incendios naturales llenaron Chile de llamas. También lo hizo la derecha de Sebastián Piñera, que buscó sacar réditos políticos de la tragedia.

<p>Ética republicana o ética bursátil: la derecha chilena en llamas</p>

Sin lugar a dudas, los incendios que han afectado a la zona centro-sur de Chile han sido demoledores. La desolación de muchas familias que perdieron a sus seres queridos, sus pertenencias y el conjunto de elementos que configuran su forma de vida hizo de este desastre uno de los peores en años. Junto con ello, se ha producido una fuerte crítica desde la sociedad chilena hacia las instituciones que se relacionan con la gestión de catástrofes, con el argumento de una reacción tardía y poco eficaz de parte de los servicios públicos.

Además de la acción devastadora del fuego en bosques y poblados, la política chilena también se ha incendiado. Pero no en el sentido del ímpetu, la fortaleza, la lucha y la pasión, sino en la forma de expresión más ruin y demoledora. Voces flamígeras, ascuas y la hoguera como forma de asfixiar al adversario político.

El ex-presidente Sebastián Piñera, con formas retorcidas y deshonestas, ha buscado una ganancia mezquina intentando sacar réditos políticos con afanes electorales, al convocar en medio de la catástrofe, vía Twitter, a una institución inexistente en el orden institucional chileno: los #AlcaldesUnidosXLaEmergencia. Todo esto, con el objetivo de aparentar que coordinaba la ayuda de las zonas afectadas y enrostrar al gobierno su incapacidad de aunar fuerzas para combatir el fuego y detener la destrucción de pueblos amenazados día y noche por los incendios.

Con esto, Piñera muestra una vez más cuáles son los límites éticos de su accionar en política. Cuando se esperaba una reacción republicana sin mezquindades de todos los referentes públicos y de opinión, el ex-presidente y candidato de la derecha chilena sacó a relucir su ansiedad por aparecer como el "salvador” y, en vez de ayudar, generó incomodidad y desconcierto. Y no solo en el oficialismo, también en amplios sectores de su coalición. Tal como un inversionista en la Bolsa, apostó por aparecer y ser el más popular con su tuit, mostrarse como el líder político de la gestión de catástrofes, aquel de la chaqueta roja, que logró sacar a los 33 mineros con un gran show mediático, pero a la vez, dejando de lado el interés por el país, los afectados y por gestionar de la mejor forma la catástrofe.

Piñera y la derecha incendiaron el mito del país solidario con cada frase que buscó obtener ganancias de la desgracia. La posverdad como arma de guerra fue usada para generar confusión, en una situación en la que el país necesitaba unidad. De forma deliberada, Piñera, su Fundación Avanza Chile y parte de la coalición de derecha Chile Vamos intentaron levantar la figura del ex-presidente con acciones concertadas y planificadas. Incluso, para finalizar la lamentable performance, hace unos días ofrecieron una tregua al gobierno. ¿Acaso el país estaba en guerra?

Esta situación es solo un botón de muestra de la crisis ética en el comportamiento de algunos actores en política. Como resultado de ello, se continúan minando las confianzas y se reemplazan por una constante sensación de sospecha, malestar y aumento de comentarios cretinos, mezquinos y profundamente irresponsables en redes sociales. La pérdida del espíritu republicano y la adopción de una ética bursátil de la oportunidad hacen que la derecha esté más atenta a las cámaras que al interés general. ¿Será posible gobernar un país así? Quizás si pero, claro está, su mezquindad puede llevar a Chile a agudizar esta sensación de crisis y no a solucionar los problemas de verdad, sino solo aquellos cuyo impacto sea medible por rating, menciones en redes sociales y apariciones en la prensa.


Fuente de la foto: https://www.flickr.com/photos/segegobchile/1293427...


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