Las deudas grandes son tanto una carga como un poder.
Nueva Sociedad 80 / Noviembre - Diciembre 1985
El autor, hasta hace poco presidente de Tanzania, es uno de los portavoces más calificados del Tercer Mundo y un lúcido representante del socialismo africano. Expone aquí su rico pensamiento sobre la imperiosa necesidad de construir una mayor cooperación sobre la base Sur-Sur, demuestra la inmoralidad de la transferencia de las riquezas del pobre al rico, inherentes a los actuales sistemas de comercio y finanzas, y propone medidas de urgencia: transferencia de recursos a los países pobres por medio de concesiones o préstamos a muy largo plazo y bajos intereses, no sustentados en ambiciones políticas ni ideológicas; moratoria de largo plazo en los pagos de la deuda o renegociación a largo plazo sobre la base del mutuo respeto genuino y el establecimiento de tasas de interés más realistas, y la inmediata "reforma fundamental negociada del actual orden económico internacional". Advierte que las naciones y pueblos del Tercer Mundo no pueden abandonar la lucha por su supervivencia y su libertad: "No somos tan impotentes. Todas las deudas son una carga. ¡Pero las deudas grandes son tanto una carga como un poder!" y demuestra que "si al Tercer Mundo se le impone una confrontación, entonces el Tercer Mundo podría decidir que no puede seguir retrocediendo".