Los Estados-nación deben seguir siendo los pilares para construir un orden mundial estable. La gente parece temer la pérdida de su identidad en asociaciones estatales mayores, y de ahí que se sienta más segura en naciones más pequeñas. Esto explicaría por qué en nuestro mundo globalizado el número de Estados nacionales sigue creciendo, por qué tras la Guerra Fría se desintegraron tantos países y por qué vemos un incremento de los movimientos separatistas, incluso en Europa. La paz y la estabilidad no se conseguirán sin Estados, sino con ellos.