Entrevista
septiembre 2019

El fuego de la Amazonía y el fuego de Bolsonaro Entrevista a Josep Pont Vidal

El profesor Josep Pont Vidal analiza la situación de la Amazonía tras los incendios. En esta entrevista, pone de relieve la responsabilidad del gobierno de Bolsonaro y destaca las posibilidades de acción de la comunidad internacional.

El fuego de la Amazonía y el fuego de Bolsonaro  Entrevista a Josep Pont Vidal

¿Qué papel juega la política económica de Bolsonaro en los incendios en la Amazonía? ¿Deberíamos tener en cuenta que otros países vecinos de la región también están sufriendo incendios feroces para evaluar la situación?

El nuevo gobierno del presidente Bolsonaro ha liberado y ofrecido inmensas regiones en la Amazonía a las empresas mineras, energéticas y agropecuarias (nacionales y transnacionales). Esto significa, por un lado, un desarrollo económico muy limitado, y por otro, el inicio de un conflicto con las poblaciones que viven en estos territorios y con el medio ambiente.

El problema de los incendios en la región de la Amazonía y en otras partes de Brasil, se debe a las llamadas queimadas (quemas extensivas de grandes áreas) que se realizan regularmente al final de la estación seca. Se trata de un proceso complejo, radical, ecológicamente arbitrario y no sostenible. Muchas de estas áreas no son privadas, sino que son propiedad federal del Estado brasileño. Estas áreas estan siendo apropiadas ilegalmente por medio del grilagem de terras (aparcamiento de tierras). Se trata de un modo de apropiación ilegal de tierras mediante documentos falsos y, en muchas oportunidades, a través de la extorsión, la violencia y el asesinato. Diversas personas -por lo general propietarias de terrenos- se ampararon en la «celebración» del llamado «día del fuego» para producir incendios y apropiarse de tierras. En un mismo día hubo más de 5.300 incendios en todo el país. Pero entre enero y agosto de este año, se contabilizan un total de 72.843 incendios.

Las quemadas sirven para deforestar de forma rápida y no sostenible grandes extensiones de selva y de vegetación original, que luego servirá para los terratenientes y la gran industria agropecuaria. El ciclo es el siguiente: la quema extensiva permite aprovechar y comercializar la madera sobrante. Luego, el terreno es dedicado a la agricultura a gran escala. Una vez que la tierra perdió los nutrientes (escasos en este tipo de tierra húmeda de la región amazónica), carece de todo tipo de valor productivo y queda semiabandonada. Estas prácticas también tienen lugar en otros sistemas ecológicos del centro de Brasil, así como en la Amazonía colombiana y peruana.

¿Puede un ecosistema altamente sensible recuperarse de incendios de esta magnitud?

El sistema ecológico de la región de la Amazonía se recupera con cierta rapidez de la deforestación sostenible o a pequeña escala. El problema aparece con la deforestación de las grandes extensiones. Durante los siete primeros meses de 2019 ya se han quemado 6.833 km2, con un aumento del 68 por ciento respecto a 2018 (durante aquel año se quemaron un total de 7.536 km2) según el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais (INPE) y el Instituto Brasileiro do Meio Ambiente e Recursos Naturais Renovaveis (IBAMA). Recientes estudios científicos han mostrado que con este ritmo de deforestación el sistema ecológico amazónico llegara a un «punto critico de recuperación irreversible» en 10 años.

Los incendios están causando gran preocupación internacional, debido a que la Amazonía es considerada el «pulmón verde del planeta». Hay voces internacionales que reclaman una mayor protección de las reservas naturales. ¿Cómo se percibe esta posición en Brasil? ¿Es percibida como una posición honesta o como una interferencia imperialista?

Los intentos internacionales por contribuir a un desarrollo sostenible son efectivamente interpretados de diferentes maneras. Existen posiciones diametralmente opuestas en la recepción de estos mensajes, que dependen del grado de sensibilidad y responsabilidad del agente o de la persona. Amplios sectores gubernamentales ultranacionalistas, con escasa información objetiva y vinculados con populismos extremistas y agresivos, asumen este creciente interés internacional con rechazo. De hecho, lanzan el mensaje: «nuestro país primero». Por otro lado, millones de brasileros y brasileras agradecen y necesitan del interés y compromiso mundial en la defensa de la Amazonía. Entienden que es un tema de soberanía brasileña, pero que los beneficios que de allí se obtengan también impactan en el resto del planeta.

Los incendios en la Amazonía también están en la agenda del G7. ¿Qué medidas concretas puede adoptar la comunidad internacional para ayudar a contener los incendios?

La cuestión de las relaciones internacionales se encuentra en una escala todavía poco democrática. Los países que lideran el G7 pueden presionar al gobierno brasileño, sobre todo en temas sensibles como el sistema económico y las exportaciones. Sin embargo, es difícil valorar su profundidad, efectividad y actuación real. Hay que recordar el interés y la participación activa de empresas europeas en la construcción de submarinos nucleares para Brasil, así como su participación en sistemas ferroviarios y en la fabricación de automóviles que se comercializan en el país. La necesidad europea de las importaciones de aluminio y acero para la industria automovilística no es menos importante. Y a ello habría que añadir intereses en las grandes inversiones (puertos, aeropuertos, hidroeléctricas) y fondos inmobiliarios y de inversión. En suma, se trata de un complejo juego de intereses entre los diferentes sistemas. Estos argumentos no contradicen, sin embargo, la presión internacional en diversos ámbitos y niveles.

El presidente Bolsonaro niega el cambio climático provocado por el hombre y es considerado un opositor a una política climática ambiciosa. ¿Cómo podemos evitar que la Amazonia siga siendo destruida durante su mandato? ¿Podría evitarse esto dando un mayor apoyo a los actores no estatales en Brasil? ¿Qué presión podría ejercerse a través del Mercosur?

El vertiginoso aumento de las quemadas no se debe solo a las medidas recientes del gobierno del presidente Bolsonaro -que las ha incentivado y permitido-, sino también a la falta de fiscalización efectiva y de inspectores públicos en las áreas en devastación. Evitar la continuidad de esta situación dependerá de diversos factores nacionales e internacionales. En el plano nacional será necesaria una amplia movilización de la sociedad civil, las ONGs y asociaciones (sean brasileras o internacionales) y, en especial, de los sindicatos, manteniendo siempre la capacidad decisoria en la población y en el Estado. Aquí será importante también la cooperación descentralizada entre instituciones internacionales y los estados federales del país. En el plano internacional, el Mercosur puede cumplir una acción efectiva, aunque siempre manteniendo la soberanía del Brasil sobre la región amazónica. Sin embargo, esa presión será compleja por la gran cantidad de actores e intereses que intervienen. En definitiva, la solución solo será posible mediante un cambio de la relación de los hombres y mujeres con el medio ambiente.

Los europeos, al igual que los chinos, compran grandes cantidades de soja y otros alimentos a Brasil. ¿Son en parte culpables de los incendios?

En cualquier situación existen corresponsabilidades. No se trata solo de culpa sino de responsabilidades en el plano social y en el plano político. Es evidente que los europeos y los chinos importan grandes cantidades de soja, pero también todo tipo de carnes y otras commodities. Estas importaciones y transacciones comerciales no son realizadas por pequeños agricultores, sino por grandes empresas transnacionales –tanto brasileras, europeas o chinas-. Estas empresas detentan unos intereses y unas prácticas muy específicas. Hay que recordar aquí que una de las vías de corrupción en Brasil -descubierta por la operación Lava Jato- fue precisamente impulsada por medio de los gigantes de la industria cárnica.

La solución, como recomiendan organismos internacionales, reside en un cambio de los hábitos alimenticios y la reducción del consumo masivo de carne, especialmente en Europa. Solo así será posible cambiar esta situación.


Josep Pont Vidal es profesor de Teoría de la Organización, Administración Pública y Política en la Universidade Federal do Pará (UFPA) en Belém, Brasil.



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