Nunca antes ha tenido el socialismo democrático tales posibilidades de desarrollo en América Latina como en estos momentos. La afirmación puede parecer sorprendente si se considera la limitada difusión que hasta ahora ha tenido esta ideología, en un continente que mas bien se ha \"subdesarrollado\" que desarrollado a la sombra de USA. Sin embargo, la predominante influencia de USA ya no es la de antaño y ahora podemos percibir claros signos de que las constantes y frecuentes exigencias de independencia nacional y justicia económica se van canalizando cada vez más a través de partidos y gobiernos que se declaran en favor de un socialismo democrático sobre base nacional. Al mismo tiempo, aumentan considerablemente los contactos con los socialdemócratas europeos y la Internacional Socialista. En el último congreso de la Internacional Socialista, en noviembre del año pasado, de cada cinco asistentes, uno era latinoamericano.