Los
últimos datos del panorama laboral para América Latina son muy
desalentadores. Según el último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de
desocupación en el continente alcanzó el 8,1%, la más alta en una
década. ¿Cuáles son las causas principales que identifica para
este aumento de la tasa de desempleo?
El
incremento en la tasa de desempleo en la región tiene varias causas.
La principal es la desaceleración de las economías de la región
seguida de contracción. Recordemos que la región experimentó un
proceso de desaceleración año a año desde 2010 hasta 2014.
En el Panorama laboral de 2015 llamamos a ese periodo la «crisis
en cámara lenta», porque encontramos que en ciertos aspectos
laborales en esos cuatro años hubo impactos acumulativos negativos más
fuertes que durante la crisis de 2008-2009, que fue profunda, pero de
la que la región se recuperó rápidamente. Pero en 2015 esa
desaceleración se convirtió en una leve contracción, (de -0,03%
según el Fondo
Monetario
Internacional)
y en 2016 se experimentó una contracción más profunda, de -0,06%
según el FMI y de -0,9% según la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Un
factor asociado es que de 2010 a 2014 hubo una baja sostenida en la
tasa de ocupación, que fue compensada por una caída en la tasa de
participación (retiro de personas de la fuerza laboral), pero desde
2015 esto ya no ha ocurrido y por eso ha subido fuertemente el desempleo.
Por
supuesto, todo esto son promedios regionales, pero el desempeño es
muy diferenciado según subregiones y países.
Hablando
todavía de promedios, la pregunta asociada es ¿por qué se ha
contraído la actividad económica? La
principal causa, pero no la única, fue la caída en los precios y en
la demanda de los productos básicos como el petróleo, el cobre, la
soya, el café, el hierro, etc., de los cuales depende una alta
proporción de las exportaciones de los países, más en América del
Sur que en Centroamérica o México.
Otros
factores que explican la dinámica de crecimiento son, por supuesto, el
comportamiento de la demanda efectiva interna dentro de los países
y las condiciones de riesgo o incertidumbre percibidas por los
inversionistas, las cuales están asociadas en parte a la situación
política o riesgo político. Mientras que de 2010 a 2014 la
demanda interna era alta y dinámica, compensando en parte el ciclo
negativo de los productos primarios, en 2015 y 2016 ha habido una
reducción tanto del consumo privado como de la inversión pública.
En
cuanto al desempeño heterogéneo o diferenciado, es importante notar
que el incremento del desempleo se ha sentido más en América del
Sur, en particular en Brasil, cuyo peso en el promedio regional ha
determinado en gran parte el incremento abrupto de la tasa de
desempleo a escala regional. También se incrementó en otros países
del Cono Sur, los países andinos y Centroamérica. En México y
el Caribe, el desempleo se ha reducido levemente, pero no lo suficiente
como para compensar el incremento en las otras subregiones. En
general, el desempleo se incrementó en 13 de 19 países para los que
se cuenta con información.
El
informe de la OIT afirma también que se ha producido un aumento de
la informalidad que alcanza a un total de 134 millones de
trabajadores. ¿Cuáles son los países con peores índices en esta
materia? Y, en el caso de aquellos con menos trabajo informal, ¿podría
comentarnos qué tipo de políticas han adoptado, si es que estas han
sido similares?
El
estimado para 2015 que publica el Panorama laboral es regional y
se basa en una estimación con 14 países. No están todos.
Próximamente la OIT publicara información actualizada a nivel de
países. La última vez que lo hicimos fue en 2014. La información
se
puede encontrar en el anexo
del Panorama laboral temático Nº 1 de 2014.
Lo
que sí encontramos en el Panorama laboral 2016 es que no solo la
cantidad sino la calidad del empleo se deterioró en 2016, porque
se redujo el porcentaje de empleo asalariado, en su mayoría formal, y
creció el empleo por cuenta propia, mucho del cual es informal.
En
cuanto a las políticas que vienen implementando los países de la
región, básicamente se trata de cuatro categorías:
aumento de la productividad (aunque en menor grado que otras
medidas), cambios normativos y regulatorios, cambio en los incentivos
y mayor fiscalización. Con base en la experiencia sobre qué
trabaja, cómo y dónde, la OIT propone que lo mejor es utilizar una
estrategia integrada con acciones en todas estas categorías de
manera coordinada y adaptadas a las necesidades de cada país. El
enfoque de la OIT hacia la reducción de la informalidad está
contenido en su recomendación 204.
El
aumento de la desocupación afectó con mayor claridad a las mujeres
y a los jóvenes. ¿Qué políticas está recomendando la OIT para
reducir esa brecha?
Como
se indica en el propio Panorama laboral, con
diferentes combinaciones y grados de urgencia, los países de América
Latina y el Caribe enfrentan un doble reto. Por
una parte, precisan
urgentes respuestas de corto plazo para mitigar los impactos sociales
y laborales negativos de la desaceleración o de la contracción y
retornar a una senda de crecimiento. Esta mitigación involucra en
particular a las mujeres y los jóvenes, ya que son de los grupos más
golpeados por el incremento del desempleo y la informalidad. Por
otra parte,
son necesarias
acciones para enfrentar los problemas estructurales de baja
productividad y de falta de diversificación productiva de larga
data. Se trata de acciones que enciendan nuevos y más balanceados
motores de crecimiento y apuesten al crecimiento sostenido, inclusivo
y sostenible con empleo pleno y productivo y trabajo decente para
todos, que es el reto planteado por el Objetivo 8 de la Agenda 2030
para el Desarrollo Sostenible.
Todo
esto exige respuestas dialogadas, con visión compartida y con un
balance apropiado entre el corto y el largo plazos. El papel del
diálogo social como mecanismo de gobernanza democrática y de
desarrollo de visiones compartidas de interés nacional es hoy más
importante que nunca. Esto va a requerir esfuerzos muy especiales
para restablecer confianzas entre sectores y fortalecer las
capacidades de las instituciones para satisfacer las diferentes
expectativas y demandas bajo una visión ampliamente compartida. Pero
esa visión y esos diálogos no deberían enfocarse solo en resolver
una secuencia de cortos plazos, deben también trabajar en las tareas
estratégicas del largo plazo, es decir, en aquellos esfuerzos
continuos cuyos éxitos requieren ciclos de lustros o décadas, no de
trimestres o incluso de periodos gubernamentales.
¿Cuáles
son las proyecciones para 2017? ¿Se prevén cambios sustanciales
respecto de las políticas de empleo adoptadas por los diferentes
países en 2016 y, por tanto, una modificación de los valores de
desempleo o informalidad o, por el contrario, se asume que con este
ritmo de crecimiento los índices descenderán aún más?
En
el reporte estimamos un nuevo incremento de 8,1% a 8,4% en la tasa de
desocupación, con lo cual habría 1,3 millones de desocupados
adicionales, y con esto el número total de desocupados en 2017 se
estima que aumentaría a unos 26,3 millones.
Aunque
en 2017 en promedio para la región se espera una leve
recuperación hacia un crecimiento positivo de 1,5%, los mecanismos
de transmisión en los mercados de trabajo operan con un rezago.
Y
el hecho de que hubo una contracción apreciable en 2016 induce
una serie de efectos negativos sobre la contratación, por lo que
esperamos que en 2017 habrá un nuevo aumento, no reducción, en
la tasa de desocupación.
Fuente de la foto: ww.flickr.com/photos/unisgeneva/
José Manuel Salazar Xirinachs es el actual Director Regional para América Latina y el Caribe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).