Opinión
junio 2016

Reparto de poderes en Perú Entre el rechazo a la corrupción y la memoria fujimorista del orden

El triunfo de Pedro Pablo Kuczynski sobre Keiko Fujimori: ¿abre realmente una nueva etapa en Perú?

Reparto de poderes en Perú  Entre el rechazo a la corrupción y la memoria fujimorista del orden

El economista liberal Pedro Pablo Kuczynski logró la presidencia de Perú con una diferencia de 42.597 votos1 respecto de su contendiente, la líder de Fuerza Popular Keiko Fujimori, hija del ex-presidente preso Alberto Fujimori. Una semana antes del balotaje, la ex-congresista encabezaba las encuestas gracias a una campaña centrada en la oferta de mano dura contra la inseguridad ciudadana, y en acciones clientelistas de nicho –no mediáticas– en el periurbano y las comunidades rurales. Esta columna revisa las consecuencias del resultado electoral con énfasis en lo ganado por el fujimorismo, que será la mayoría opositora en el Congreso, las primeras señales del equipo que asumirá el Gobierno el 28 de julio, y el papel del Frente Amplio de izquierda en el balotaje y en el futuro inmediato.

5,6% votó nulo y 20% no asistió a la segunda vuelta, es decir, la cuarta parte de los electores no tuvo que ver con el resultado final para el Ejecutivo: un presidente de una organización distinta a la derecha populista que dominará el Congreso –73 de los 130 parlamentarios son fujimoristas–.

Fujimorismo 2016: clientelismo diferente

A fines de mayo un medio local de Puno difundió un video de los portaviandas (tuppers) con dinero (3 dólares) y un volante que regalaban miembros de Fuerza Popular a electores en comunidades campesinas pobres. En febrero, líderes de Fuerza Popular entregaron dinero en un concurso de hip hop en una región y bidones de agua y latas de atún en otra. En una entrevista luego del balotaje, el historiador Paulo Drinot comentó que el clientelismo tradicional no explica la cantidad de votos que logró el fujimorismo e indicó que las ciencias sociales tienen pendiente estudiarlo. Pero hay algunos elementos de un clientelismo más soterrado que podrían contribuir a la explicación: una candidata al Congreso comentó que en verano, cuando realizaba campaña en un distrito de Lima Norte, un grupo de personas le sugirió no intentar con ellos pues una congresista fujimorista los llevaba mensualmente de paseo a la playa. En otro distrito de Lima sur, Villa El Salvador, simpatizantes fujimoristas pagaron la fiesta anual de un comedor popular, por iniciativa propia, cuando en el pasado las socias del comedor realizaban actividades para recaudar dinero junto con organizaciones barriales cercanas. En otros casos, militantes o seguidores del fujimorismo pagan la instalación de un medidor de agua, nuevas ollas para el comedor, etcétera. El congresista Kenji Fujimori hizo campaña en 2011 regalando cocinas y bicicletas, pero en 2015 y 2016 la agrupación aplicó el clientelismo de nicho, con menos visibilidad mediática, como un elemento adicional.

En el balance de la segunda vuelta cabe mencionar el éxito del mensaje fujimorista que ofrecía populismo penal, basado en la narrativa de ese grupo político acerca de la lucha contrasubversiva liderada por el autócrata y por su asesor Vladimiro Montesinos entre 1992 y 2000. Para los seguidores del fujimorismo, su líder terminó en 1992 con el grupo maoísta Sendero Luminoso, el que inició la violencia en 1980 y causó más de la mitad de las muertes del período de violencia que siguió hasta el año 2000. Sin embargo, el informe final de la Comisión de la Verdad, un documental y numerosas investigaciones indican que la captura del líder terrorista Abimael Guzmán y parte de la cúpula estuvo a cargo de un grupo de élite de la Policía Nacional, que no contaba con el apoyo del Ejecutivo ni del Servicio de Inteligencia Nacional manejado por Montesinos. Seguidores y líderes fujimoristas llevan 20 años afirmando que muertes de estudiantes o de otros civiles y dirigentes gremiales en masacres como La Cantuta, Barrios Altos y El Santa, se justificaban por sus supuestos vínculos con Sendero Luminoso. Creen sin pruebas en tales lazos y aceptan la ejecución extrajudicial como un medio válido de lucha contra el terror.

Sobre esa aceptación de la narrativa, el historiador Drinot sostiene que en el «mercado de la memoria»2, la fujimorista tiene más consumidores que la elaborada por la Comisión de la Verdad, los policías a cargo de las capturas, los investigadores y los organismos de derechos humanos.

PPK y Peruanos por el Kambio

Han pasado varios días desde el fin del conteo oficial y Kuczynski aún no recibe la credencial del Jurado Nacional de Elecciones con la que, formalmente, es declarado presidente electo. El ex-banquero de inversión y experto en mercados emergentes está también a la espera de que Keiko Fujimori acepte dialogar, si bien ella ha indicado que hará una «oposición responsable», sus voceros insisten en que les han robado la elección, y que no solo tuvieron de contendor a PPK, sino también «al Gobierno saliente, el poder económico y el poder mediático».

El virtual presidente se ha reunido ya con una gran cantidad de líderes políticos y religiosos, ha delegado los trabajos de transición, y tiene una lista de compromisos asumidos en las últimas semanas previas al balotaje, con gremios ligados a la izquierda y a colectivos de derechos humanos, de cuyas visiones estaba distante en la primera vuelta.

El futuro ministro de Economía, Alfredo Thorne, ha declarado que se tendrá que «intercambiar los títulos comunales por títulos individuales» de las tierras donde se ubican las minas, para promover las inversiones, y ha recibido numerosas críticas por no respetar los derechos constitucionales de las comunidades campesinas y nativas.

El Frente Amplio

Los analistas peruanos coinciden en que el llamado de Verónika Mendoza a votar por PPK, cinco días antes de la segunda vuelta, fue clave para cerrar el paso al fujimorismo hacia el Ejecutivo. La líder del Frente Amplio, luego de una visita al ex-presidente uruguayo José Mujica, grabó un video con dicho llamado, participó en una marcha de más de 60.000 personas denominada ‘Keiko no va’ y luego circuló en medios sociales un audio que grabó en quechua planteando esa misma posición contra la corrupción, la droga y la violencia. Mendoza aludió en la lengua indígena al riesgo de que llegara a la presidencia el partido que defendió a su secretario general de denuncias periodísticas y de una investigación fiscal de lavado de activos; el político tiene hoy licencia del cargo mientras es investigado por la agencia antinarcóticos estadounidense (DEA). Y también recordó cómo en el pasado el Gobierno de Fujimori compró los diarios, la televisión y los periódicos para su tercera reelección. Es significativo que en quechua no existen los términos droga, corrupción y violencia, y para aludirlos hay que decirlos en español. El Frente Amplio cuenta con 20 congresistas, la segunda bancada más numerosa luego de los fujimoristas, y su líder ha anunciado que no aceptarán ser parte del gabinete Kuczynski y mantendrán un papel de vigilancia, no de aliados, como sugirió Fujimori cuando reconoció que, por segunda vez, perdió. Le cabe a Mendoza no solo la vigilancia al Ejecutivo, sino también a la mayoritaria bancada fujimorista, que trabajará para que su líder esté en mejor condición de competir en las presidenciales de 2021, dado que Kuczynski y sus operadores políticos no tienen por costumbre incomodar al fujimorismo.



  • 1.

    La diferencia de votos entre el candidato de 77 años y la de 40 años fue de solo 0,3 de los votos válidos.

  • 2.

    La referencia obligada para el término es el libro ‘Accounting for violence: marketing memory in Latin America’ editado por Leigh A. Payne y Ksenija Bilbija.


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