Tema central
NUSO Nº 245 / Mayo - Junio 2013

Redes de think tanks e intelectuales de derecha en América Latina

Aun cuando la oposición al neoliberalismo haya conducido a un giro a la izquierda en muchos países, su legado no se ha disuelto y los neoliberales continúan siendo una fuerza para tener en cuenta. En este artículo se analiza el funcionamiento de la red Atlas, así como de otras redes de think tanks neoliberales que actúan tanto entro como fuera de América Latina, con el propósito de observar las orientaciones y estrategias contemporáneas que despliegan estas agencias. Lejos de restringir el fenómeno a gobiernos o a regímenes militares, los autores aplican una perspectiva de sociedad civil y clase transnacional con el objeto de evaluar la resiliencia del neoliberalismo en América Latina.

Redes de think tanks e intelectuales de derecha en América Latina

Introducción

En América Latina, el neoliberalismo suele asociarse a la historia de las dictaduras militares y el Consenso de Washington. Chile fue sometido a una reestructuración neoliberal de gran alcance, un «verdadero experimento económico en la vida real», tal como lo enunció Arnold Harberger, creador de la Escuela de Chicago. No obstante, a fin de comprender exhaustivamente la incidencia neoliberal en América Latina y el resto del mundo, es crucial reconocer la influencia del neoliberalismo organizado anterior y posterior a Augusto Pinochet, por un lado, así como analizar el papel que juega la dimensión transnacional, extendida hasta Alemania y Austria, además de Estados Unidos1. A su turno, Argentina experimentó una introducción similarmente violenta del neoliberalismo en la década de 1970, pero también en este caso resulta fundamental evitar la completa identificación entre aplicación de políticas neoliberales y gobierno autoritario. El régimen neoliberal de convertibilidad abrazado por el presidente Carlos Menem y su ministro de Economía Domingo Cavallo en los años 90 fue mucho más allá de los lineamientos impartidos por el denominado «Consenso de Washington»2.

El neoliberalismo parecía estar jaqueado en América Latina a comienzos del nuevo milenio, al culminar la década de intensa reestructuración neoliberal implementada entre los años 80 y 90. La «marea rosada» liderada por la Venezuela de Hugo Chávez y la Bolivia de Evo Morales, así como el «modelo K» en Argentina y un Brasil conducido por Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, han sido las evidencias más fuertes que presentaron hasta ahora aquellos académicos para quienes la crisis del neoliberalismo es terminal y ya se observa el amanecer de la configuración posneoliberal3.

Desafortunadamente, el triunfo que obtuvo en las elecciones chilenas de 2010 la Coalición por el Cambio, liderada por el actual presidente Sebastián Piñera, parece indicar que la victoria de quienes se oponen a la transformación neoliberal no ha sido completa. Un cuidadoso análisis comparativo de las variedades latinoamericanas de capitalismo desarrolladas en las últimas décadas también sugiere que ha habido más continuidad que cambio en relación con la era de reforma neoliberal, y no solo en países como México o Colombia4.

¿Cómo podemos explicar esa resiliencia, o bien el regreso de fuerzas, líderes y recetas neoliberales a pesar de su sombrío historial en materia de derechos humanos, viabilidad económica y bienestar social? Es cierto que la división global del trabajo y el poder político resultante de la reestructuración transfronteriza han instaurado cerrojos jurídicos y de otros tipos: el «nuevo constitucionalismo para un neoliberalismo disciplinario»5 brinda considerable estabilidad al orden económico internacional. No obstante, sin respaldo local, el cuasi «ultra-imperialismo» (Kautsky) de la época actual implosionaría en muchos países, en gran medida a la manera del imperio soviético a fines de la década de 1980. En consecuencia, resulta imprescindible identificar las fuerzas locales que sostienen orientaciones neoliberales, aun cuando no generen demasiado apoyo popular en ciertos momentos de la historia.

El neoliberalismo es una orientación política e ideológica muy abarcadora que en el pasado dio pruebas fehacientes de su buena organización y su gran creatividad, al menos en lo que concierne a la explotación de las contradicciones del liberalismo social, el populismo y las economías mixtas o planificadas. Los neoliberales han sido capaces de combinar un fuerte núcleo normativo con una amplia variedad de proyectos políticos más o menos pragmáticos. En comparación con los movimientos políticos de raigambre local, los neoliberales extrajeron una fuerza particular de la creación y el mantenimiento de estrechos vínculos transfronterizos y de un nuevo estilo de organización basado en redes organizacionales antes que en la competencia de fuerzas políticas6.

Esta peculiar combinación de think tanks, ONG y la maquinaria entramada resultante de las campañas políticas fue descripta en un primer momento por John Saloma III como un novedoso modelo político implementado por la nueva derecha de EEUU7. La clave del carácter elitista que caracteriza este modo de operación política en competencia con el modelo de los partidos tradicionales es la capacidad de los think tanks: estos sustituyen los modelos ascendentes de formación de opinión y preferencias por vía de su capacidad profesional para enmarcar esos problemas, y mediante el desarrollo de guiones argumentativos que asignan soluciones a los problemas sugiriendo explicaciones claras y fáciles de comunicar. Si bien tales narrativas no son en absoluto privativas de la facción neoliberal, para observar sus capacidades e infraestructura es preciso mirar más allá de las arenas políticas tradicionales de partidos y parlamentos.A fin de comprender mejor la posición de las fuerzas neoliberales en las batallas políticas contemporáneas y las luchas de clases (ideológicas), examinaremos una dimensión de los procesos de formación transnacional de clases y sociedad civil, a saber, las redes de think tanks neoliberales que extienden sus tentáculos a lo largo y a lo ancho de América Latina. Luego de esbozar brevemente la línea teórica y metodológica que guía nuestro estudio, analizaremos con mayor atención la historia de la red Atlas y la evolución de sus prácticas, así como la diseminación y el alcance de las operaciones actuales. Más adelante volveremos la mirada hacia la formación de diversas redes trasnacionales, con especial atención a las múltiples audiencias a las que apuntan los think tanks neoliberales, tanto de origen local como extranjero. Concluiremos el artículo con un intento de evaluar en líneas generales el estado actual de las tendencias neoliberales en América Latina.

Consideraciones teóricas y metodológicas: estudiar la formación de la sociedad civil neoliberal

Lejos de buscar modelos (nacionales) coherentes y grandes líderes políticos, sostenemos la necesidad de aplicar una perspectiva del cambio político basada en las clases y en la sociedad civil. Los estudios de las organizaciones neoliberales, como la investigación sobre la Sociedad Mont Pelèrin (SMP), fundada por Friedrich Hayek y otros en 1947, se llevaron a cabo haciendo hincapié en la dimensión intelectual del análisis transnacional de clases propio de la tradición neogramsciana. Un enfoque más reciente para examinar los roles que desempeñan las redes y prácticas discursivas en la reestructuración de las relaciones sociales es la economía política cultural, que examina la producción de hegemonía con referencia a la creación de liderazgo político, intelectual y moral en las tecnologías del conocimiento y a través de ellas8.

Los think tanks proporcionan una infraestructura vital y un reservorio de competencias profesionales para sus clientelas de clase. En tal sentido, estas instituciones pueden ser estudiadas como nodos a fin de observar los intrincados procesos de formación (trans)nacional de clases y sociedad civil. Con fines empíricos, definimos los think tanks como unidades que combinan módulos de conocimiento experto, consulta, lobby o apoyo activo. Concebidos de esta manera, los estudios sobre las redes de think tanks trascienden la organización individual para observar las vinculaciones sistemáticas entre intereses económicos (elementos de clase capitalista), académicos y otros expertos (elementos de clase intelectual), medios y otros profesionales de la transmisión (elementos de clase cultural) y la clase política en sentido más estricto. De este modo podemos ir más allá de la manifestación pública del discurso a fin de examinar los trabajos coordinativos de las elites que suelen preceder a las manifestaciones públicas. El concepto de red de experticia, consulta, lobby o apoyo activo transnacional (que llamaremos «RECLAT»9 para sintetizar) guía nuestro análisis de las redes de think tanks neoliberales en América Latina, a la vez que nos ayuda a entender las constelaciones hegemónicas neoliberales10.

Desafortunadamente, quienes señalan la llegada de una configuración posneoliberal se han abstenido de someter a un examen más atento el elemento neoliberal en la sociedad civil. Este se manifiesta, por ejemplo, en publicaciones como Taming Leviathan (La doma del Leviatán), del Institute of Economic Affairs (IEA), que presenta trabajos de think tanks neoliberales de 13 países, nucleados en la Fundación Atlas para la Investigación Económica11. Si bien estos informes pueden tacharse de propaganda interesada en algunos aspectos, constituyen una expresión indudable de las iniciativas afianzadas y organizadas que ponen en marcha las redes neoliberales. Las tareas de configuración del saber12 incluyen actividades que trascienden por mucho la investigación relativa a las políticas y las funciones consultoras que típicamente se atribuyen a los think tanks. Eric Bonds desmenuza la configuración del saber en: a) supresión de la información que amenaza intereses específicos, b) establecimiento y fundación de instituciones con miras a producir el conocimiento experto necesario para alcanzar metas específicas, c) disposición a socavar todo aquel nuevo saber que sea contrario a intereses específicos y d) tentativas de controlar la administración y selección del saber viable en la sociedad. A fin de adquirir incidencia en la jerarquía del saber y la información de cualquier sociedad dada, las fuerzas sociales necesitan organizaciones dedicadas a ejercer influencia en los discursos y debates públicos. Si tanto los oponentes como los partidarios del neoliberalismo a veces parecen dejarse llevar por el momento decisivo del cambio gubernamental, confunden el poder en el gobierno con el poder en la sociedad (civil)13.

Después de la reelección de Lula en 2006, Alejandro Chafuen publicó en la revista Atlas Highlights su artículo «Hope Amid Turmoil in Latin America?» (¿Esperanza en medio de la agitación en América Latina?)14, en el que invoca a Hugo Chávez, Evo Morales y Fidel Castro para expresar la frustración de la derecha neoliberal frente a los desafíos contemporáneos. Sin embargo, en un análisis nada menos que gramsciano de las relaciones sociales de poder desde una perspectiva de derecha, Chafuen hace hincapié en la comparable debilidad que aquejaba a las fuerzas neoliberales en América Latina durante la década de 1970: en 1975 existían apenas siete think tanks neoliberales frente a los 35 de 2005; había solo diez universidades con profesores neoliberales en comparación con las 40 que el autor contaba al momento de escribir su artículo; se editaban cinco revistas y otras publicaciones periódicas del «libre mercado» en lugar de las 12 de 2005, sumadas a siete canales de TV y estaciones de radio impulsoras de la causa neoliberal, que en 1975 eran inexistentes. He aquí el mensaje de Chafuen a los adherentes de la red Atlas: no se preocupen demasiado por el desafío neosocialista, porque ahora tienen a su favor un amplio abanico de competencias neoliberales que será muy difícil destruir.

El «modelo think tank» de la política adquiere particular relevancia en tiempos de crisis, ya que estas organizaciones brindan un marco para los debates sobre futuras estrategias. Una vez perdidos sus cargos públicos, los líderes políticos y los intelectuales que en el presente no gozan de aceptación entre el electorado encuentran refugio en los think tanks, donde se dedican a reclutar y capacitar nuevo personal con miras al futuro. Tal como argumenta Raúl Zibechi, los representantes de la derecha tradicional han sido reemplazados por figuras de la sociedad civil como consecuencia del resurgimiento de la izquierda. Una serie de organizaciones transnacionales privadas que mantienen vínculos con think tanks y partidos derechistas o neoliberales locales están llevando a cabo una (contra)ofensiva ideológica en el plano continental. En consecuencia, la contienda hegemónica de las diferentes derechas latinoamericanas debe analizarse dentro del contexto más amplio que brinda el concepto gramsciano de «guerra de posición»15.

La Fundación Atlas para la Investigación Económica: historia temprana y primeras actividades en relación con América Latina

Atlas fue creada en 1981 por el emprendedor de think tanks Antony Fisher, padre fundador del British Institute of Economic Affairs, con el objetivo de institucionalizar el proceso mediante el cual se fomenta el inicio de nuevos think tanks. Con el tiempo, la Fundación Atlas para la Investigación Económica ha pasado a funcionar como nodo central de transmisión de fondos, personal y otros recursos que demanda el flujo transnacional de ideas y políticas neoliberales. El trabajo llevado a cabo en los think tanks neoliberales fue desarrollando un carácter profesional. Una de las innovaciones más recientes de esta fundación con sede en Virginia es su programa de capacitación para el liderazgo. Este breve programa ofrece a los ejecutivos de think tanks la oportunidad de aprender la peculiar combinación de destrezas y saberes necesarios para conducir con éxito estas organizaciones, así como «una red global de colegas». La siguiente generación de gerentes de think tanks educados en Atlas, en consecuencia, comparte la experiencia formativa de la educación a la vez que entabla relaciones sociales en las reuniones de la red de think tanks, organizadas de forma regular por Atlas y los think tanks regionales. En 2006 se introdujo un máster extendido en Administración de Think Tanks. La cantidad de miembros de la red Atlas ha crecido rápidamente desde la década de 1980: el directorio global de la fundación incluye actualmente 448 instituciones repartidas por todo el mundo (incluidos 79 think tanks latinoamericanos)16.

Uno de los objetivos prioritarios en la agenda de Atlas era la interconexión en red con los think tanks de América Latina. En sus comienzos, la fundación brindó apoyo financiero al Instituto para la Libertad y la Democracia de Hernando de Soto, en Perú; al Centro de Estudios en Economía y Educación (CEEE), de México, así como a los intelectuales y empresarios de Venezuela que más tarde fundaron el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice). El único think tank neoliberal que por entonces había en Chile tuvo que esperar para obtener reconocimiento: como Fisher no asistió al encuentro de la SMP realizado en Viña del Mar en 1981, «no estaba seguro de brindar respaldo» al Centro de Estudios Públicos17. Desde 1991, el argentino Alejandro Chafuen encabeza la organización paraguas de think tanks. Este economista formado en EEUU, miembro de la SMP al igual que muchos de sus colegas profesionales de think tanks, mantuvo una estrecha relación con Fisher y Atlas desde mediados de los años 80.

De acuerdo con sus informes anuales, Atlas ha distribuido en todo el mundo unos 30 millones de dólares estadounidenses en forma de premios y becas desde 2001. La Beca Venture de Dorian & Antony Fisher se otorga a institutos jóvenes y prometedores, que reciben a través de ella hasta 100.000 dólares a lo largo de tres años. El Premio Freda Utley asciende a 10.000 dólares y recompensa a los think tanks situados en «partes difíciles del mundo» que hayan logrado mayor eficacia en la difusión de su mensaje. Con el Premio Internacional Sir Anthony Fisher, la red galardona publicaciones sobresalientes de los think tanks. Por último, el Premio Templeton a la Libertad se entrega a dos ganadores anuales en categorías que hasta ahora suman ocho. Cada beneficiario recibe 10.000 dólares. Si se suma todo el dinero distribuido a través de premios en América Latina, Atlas ha repartido más de 600.000 dólares a diversos receptores. Con la excepción de 50.000 dólares, casi todo ese dinero fue desembolsado en la década de 2000 entre 45 organizaciones. Argentina sobresale entre los receptores, ya que diez de sus think tanks recibieron este tipo de financiación de Atlas, en tanto que la organización venezolana Cedice se destaca por haber acumulado ya seis premios.En 2005, Atlas agregó estímulos especiales para instituciones latinoamericanas: el Premio Alberto Martén para emprendedores sociales, el Premio Francisco Marroquín al trabajo con estudiantes, el Premio Francisco di Vitoria a la ética y los valores y, por último pero no de menor importancia, el premio Miguel Kast para Soluciones de Libre Mercado contra la Pobreza, que lleva el nombre de uno de los principales cerebros del gobierno de Pinochet y diligente impulsor de redes. Este premio recompensa a los institutos por desarrollar «soluciones eficaces a la pobreza» conceptualizadas como empoderamiento de microemprendedores.

Siguiendo a Peter Bauer –uno de los primeros teóricos del desarrollo neoliberal, según el cual las regulaciones burocráticas del Estado son el factor que desalienta el «espíritu empresarial natural» de los pueblos del Tercer Mundo–, el think tank chileno Libertad y Desarrollo (2005), así como los peruanos Acción Emprendedora (2009) y Proyecto Invertir (2007), ganaron este premio por fomentar las destrezas empresariales. Esta nueva iniciativa funciona en líneas generales como incentivo para que la red de think tanks del continente contrarreste las «tendencias al populismo» y «el proteccionismo». Atlas financia a sus miembros a través de eventos, becas de viaje, capacitación y becas de investigación, especialmente en países donde hoy en día se llevan adelante (re)negociaciones comerciales.

Ya son numerosas las organizaciones que operan a lo largo y a lo ancho de América Latina como fruto del trabajo coordinado que lleva adelante la derecha neoliberal. Debido a que cada una de estas organizaciones se inserta en una extensa red, el resultado total es mayor que la suma de sus partes individuales. De ahí que en la próxima sección observemos más exhaustivamente la evolución del entramado de redes latinoamericanas.

Formación de redes de think tanks: transatlánticas, panamericanas, latinoamericanas

La Fundación Atlas para la Investigación Económica se dedica activamente a la formación de nuevas redes panamericanas de think tanks (v. gráfico en p. 84). Una de ellas es el Centro Hispanoamericano para la Investigación Económica (Hacer, por sus siglas en inglés), establecido en 1996 con sede en Washington, DC. Con el foco puesto en los hispanoamericanos de América del Norte y América del Sur, Hacer nuclea 105 think tanks, muchos de los cuales también participan en las actividades de la red Atlas. No es sorprendente, entonces, que el presidente de Atlas, el mencionado Chafuen, integre la junta directiva de Hacer. Su colega economista Eneas Biglione, también argentino, se desempeña como director ejecutivo.

La sección Noticias Latinoamericanas de Hacer proporciona informes actualizados sobre los países de la región y artículos sobre políticas públicas. La información procede de think tanks latinoamericanos asociados y se distribuye tanto en español como en inglés. En una nutrida biblioteca online, Hacer ofrece clásicos neoliberales en español –de autores como Ayn Rand, Ludwig von Mises, Carl Menger y el ya mencionado Hayek–, así como literatura contemporánea de autores neoliberales de importancia clave para el sector, como Mario Vargas Llosa, Steve Hanke, Johan Norberg y Carlos Sabino. Además, la organización premia a escritores y dirigentes políticos. Aunque en su sitio web se informa que los galardones se entregan todos los años, el objetivo no se ha cumplido: hasta ahora, solo Álvaro Uribe recibió el Premio Simón Bolívar (sic) en 2010, en tanto que Mario Vargas Llosa y Marcos Aguinis ganaron el Premio Juan Bautista Alberdi (2.000 dólares) en 2006 y 2007, respectivamente. Tampoco el proyecto de Hacer «Transformar las Américas» parece estar en buenas condiciones. Subcontratado por Atlas y el emblemático think tank chileno Libertad y Desarrollo, Hacer creó un blog de noticias sobre reforma económica en América Latina que sitúa a Chile como modelo a imitar. Excepto por una colección de artículos (principalmente sobre ese país) y la nueva edición en inglés de La transformación económica de Chile, cuyo autor, Hernán Büchi, fue ministro de Hacienda de Pinochet, no parece haber gran cosa. No obstante, la invocación de Chile como modelo a seguir para las perspectivas del desarrollo neoliberal desempeña un papel crítico en un continente que ha puesto mayor empeño que otros en el desarrollo de enfoques alternativos a la globalización neoliberal, a la vez que indudablemente ha sufrido más que otras regiones a raíz de la experimentación de la misma tendencia. América Latina sigue siendo una región de frontera debido a la fuerte polarización entre las versiones del desarrollo conducido por el Estado y los impulsores de un desarrollo en manos del mercado.

En tanto que Hacer ofrece un abundante y accesible programa de medios y noticias, The Independent Institute (TII) se perfila como un foro panamericano más académico, en especial su Centro para la Prosperidad Global. Fundado en 1986, el TII gestiona seis centros que abordan cuestiones vinculadas a las políticas públicas, y hasta ahora ha recibido seis premios Sir Anthony Fisher de la red Atlas. Sus miembros investigadores dictan seminarios para académicos, líderes empresariales, empresarios de medios y políticos; publican sus trabajos en editoriales prestigiosas, pero también lo hacen en periódicos y aparecen en debates televisivos.

De especial interés es el Centro para la Prosperidad Global, que fue creado con el objetivo de reunir los análisis intelectuales, morales y prácticos necesarios para pergeñar soluciones a la pobreza basadas en el mercado, y además se ocupa de la sección del sitio web que ofrece información en español. Su mascarón de proa es Álvaro Vargas Llosa, hijo del escritor. El personal que integra este centro incluye a intelectuales neoliberales como Carlos Sabino, de la Fundación Francisco Marroquín, y Martín Simonetta, de la Fundación Atlas para una Sociedad Libre (Argentina). Entre los asesores más prominentes se cuentan Steve Hanke, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Johns Hopkins y miembro del Instituto Cato; los argentinos Gerardo Bongiovanni y Alberto Benegas Lynch, miembros de una red nacional y una global respectivamente, así como Deepak Lal, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y uno de los economistas más influyentes en materia de desarrollo neoliberal18. Sin embargo, la situación actual de este centro no está clara, en tanto que las últimas actividades publicadas de los seis centros datan de 2008.

A través de Hacer, Atlas está vinculada a la Red Liberal para América Latina (RELIAL), la red de la Internacional Liberal (LI por sus siglas en inglés). En lo referente a afiliaciones partidarias y éxito electoral, la LI es bastante débil en América Latina19; de ahí que se considere tan importante la difusión de la ortodoxia de libre mercado a través de think tanks e institutos privados de investigación. RELIAL fue fundada en 2004 con la ayuda de la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad, una organización alemana. Con sede en la ciudad de México, nuclea 45 instituciones liberales de 16 países latinoamericanos (aproximadamente un tercio de ellas son partidos, mientras que dos tercios son think tanks). RELIAL publica el Reporte y el Índice de Libertad Económica en América Latina. Su actual presidente es Otto Guevara, quien obtuvo 21% de los votos en las elecciones costarricenses de 2010, y entre los integrantes de la junta directiva se cuenta Gerardo Bongiovanni, miembro de la SMP20.

En tanto que Hacer aporta el vínculo con EEUU, la Fundación Iberoamérica Europa (FIE), con base en Madrid, es la segunda organización integrante de RELIAL que a su vez es una red pero no se asienta en América Latina. La FIE tiene fuertes vínculos con el Partido Popular (PP) de José María Aznar, cuyo ex-jefe de prensa, Pablo Izquierdo, encabeza la organización21. De acuerdo con su sitio web, la FIE conduce 400 proyectos, mayoritariamente en América Latina, y ha distribuido unos 100 millones de euros. Según el diario español El País, esta fundación recibió 4,3 millones de euros en subsidios públicos entre 1999 y 2008, de los cuales casi un millón fluyó hacia think tanks asociados de Bolivia22. En cuanto a Venezuela, se dedicaron 750.000 euros a «fortalecer las capacidades institucionales de grupos marginalizados», en tanto que 150.000 euros fueron a parar a las arcas de think tanks, líderes sociales y jóvenes periodistas de pensamiento afín. En América Latina, la lucha ideológica de clases y la lucha armada parecen conservar estrechos vínculos en algunos casos incluso en el siglo XXI, pero la FIE, de todos modos, tiende a focalizar sus actividades en los países que presentan el desafío más rotundo a las políticas económicas neoliberales… y a las inversiones directas españolas.

La FIE se precia de haber dado inicio a la Fundación Internacional para la Libertad (FIL), red creada en 2003 con la unión de think tanks de América Latina y EEUU en España. Con sede en Madrid pero actividades que se llevan a cabo de forma descentralizada, la FIL está presidida por Mario Vargas Llosa, becario Templeton de Atlas. En su junta directiva encontramos a miembros latinoamericanos de la SMP, tales como Bongiovanni y Cristian Larroulet, histórico director ejecutivo de Libertad y Desarrollo (hoy ministro en el gobierno de Piñera), Chafuen y Enrique Ghersi, el coautor de De Soto. Mientras que la FIE, el instituto sueco Timbro y algunos think tanks españoles brindan la «conexión europea», el vínculo atlántico recibe fuerte impulso de casi todos los think tanks neoliberales más importantes de EEUU, es decir, Cato, Heritage, Atlas y el American Enterprise Institute. Los think tanks de América Latina afiliados a la FIL se superponen de forma predominante con la red Atlas (v. gráfico).

La RELIAL de la Liberal Internacional tiene su «homóloga» en Latinoamérica Libre, la red bastante más pequeña de think tanks de la Unión de Partidos Latinoamericanos (UPLA). La alianza regional de partidos UPLA fue fundada en 1992 con sede en Santiago de Chile y reúne a partidos conservadores tradicionales y partidos ligados a anteriores dictaduras, así como partidos y movimientos nuevos de la derecha (neoliberal). Entre ellos se cuentan la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), de El Salvador; Acción Democrática Nacionalista, de Bolivia; Renovación Nacional y Unión Demócrata Independiente (UDI), de Chile, y entre los ejemplos de formaciones nuevas, el PRO de Argentina23. Desde principios del milenio, la alianza y su red de think tanks se han dedicado a combatir la «marea rosada».

La organización chilena Libertad y Desarrollo actúa como un eje y garantiza la apariencia entramada de la alianza de think tanks. En este caso, el respaldo financiero proviene de la fundación alemana demócrata cristiana Hanns Seidel, la FAES de Aznar y Atlas. La considerable superposición entre las redes de think tanks RELIAL y Latinoamérica Libre salta a la vista24. Esto indica, en primer lugar, que se trata del mismo espectro político que promueve ideas de derecha, liberales y neoliberales. En segundo lugar, este particular modelo de think tank posibilita la cooperación y la conexión en redes, no solo transfronteriza sino también más allá de las filas partidarias. Mientras que los partidos políticos de la derecha en muchos casos no logran entablar alianzas, sus think tanks sí lo hacen. Entre las actividades de las redes internacionales e interpartidarias se cuentan las capacitaciones conjuntas, las conferencias y los seminarios de verano, campo en el cual Cato es la organización más activa («universidades El Cato»). En este marco, un think tank «nacional» asume el rol de anfitrión, en tanto que las redes mencionadas más arriba –la Fundación Atlas para la Investigación Económica y el Instituto The Independent en EEUU, Latinoamérica Libre en Chile, FIE en España y RELIAL en México– sostienen estos eventos aportando dinero, becas, oradores, etc.

Es innegable que las redes de think tanks neoliberales merecen una investigación más exhaustiva que el pantallazo general de temas y enlaces entre organizaciones proporcionado hasta aquí. En primer lugar, es preciso llevar a cabo una recolección sistemática de datos adicionales sobre la población de los think tanks, que incluya el personal, la producción, las actividades conjuntas y los enlaces con corporaciones, instituciones académicas, medios y organizaciones políticas. Un análisis más profundo de la importancia que han adquirido los diversos nodos y la superposición entre personas y organizaciones exige en última instancia bastante más de lo que es posible lograr a través de un estudio cuantitativo a distancia con información recabada en internet. La profundización del análisis no puede prescindir de un sólido componente cualitativo, basado en entrevistas con líderes de estas organizaciones, observadores y críticos, así como el rastreo de los procesos que involucran a los think tanks interconectados en redes y a los individuos que los integran.

A modo de conclusión: panorama de los think tanks y el estado de los asuntos neoliberales en América Latina

Los think tanks de la red Atlas continúan trabajando en sus campos tradicionales y agendas nacionales: educación, corrupción, inseguridad, política social y otras áreas de las políticas públicas. No obstante, su principal preocupación actual es el «ascenso del populismo» y la «tendencia al intervencionismo», en cuyo marco los líderes de think tanks como Sabino, Vargas Llosa o Bongiovanni invocan amenazas a la democracia y al imperio de la ley. Es indudable que el resurgimiento de la izquierda ha causado una crisis en la derecha neoliberal: los expertos del sector perciben un serio desafío en los movimientos sociales y gobiernos de izquierda de América Latina que actúan a contrapelo de los electorados medulares tradicionales de la derecha y han logrado (re)situar lo social en el centro del debate político.

Quizá la mejor manera de abordar la reacción predominante de la derecha neoliberal ante estos desafíos radique en contemplar su evolución a lo largo de dos ejes. Por un lado, ha emergido una nueva derecha social neoliberal que apunta a la conformación de una alianza de centroderecha. Esta ala hoy intenta incorporar en su programa derechos para los pueblos indígenas e iniciativas vinculadas al desarrollo social, haciendo hincapié al mismo tiempo en la gobernabilidad eficaz. En las palabras de Felipe Kast y sus seguidores, que fundaron en Chile el nuevo think tank Horizontal, la primera generación de neoliberales construyó la planta baja, es decir, el ordenamiento institucional, y ahora es tiempo de erigir un primer piso que otorgue legitimidad al proyecto neoliberal. Para la nueva derecha de Chile, ello implica permitir que todos los integrantes de la sociedad persigan oportunidades de autorrealización (aquí es evidente, sin lugar a dudas, el paradigma de capacidades de Amartya Sen). Desde el punto de vista político, la centroderecha «democrática, social y pragmática» aspira a lograr una mayoría en las elecciones generales en el marco de un orden liberal.

Por otra parte, la facción más purista advierte en este deslizamiento hacia el centro impulsado por el «liberalismo social» el peligro de que se erosionen los principios neoliberales. El argentino Iván Petrella, de la Fundación Pensar, y el mencionado Büchi, son apenas dos de los defensores de esta visión de quienes «temen perder la batalla de las ideas» si se sigue esta senda fácil de la conformidad. En la interpretación de Büchi, los neoliberales chilenos ganaron la «batalla de las ideas» en 1989: perdieron las primeras elecciones presidenciales luego de la transición a la democracia, pero lograron asegurar el modelo societal de la época de Pinochet. Hoy en día, se lamenta Büchi, ocurre exactamente lo contrario: es la oposición quien domina con sus planteos la agenda política de la derecha gobernante, así como el debate público25. Lejos de suavizar las doctrinas neoliberales con miras a la inclusión social, los partidarios de la línea dura se oponen de forma categórica a la tendencia hacia la nacionalización de los recursos naturales y la reinstauración de regímenes impositivos similares a la época de sustitución de importaciones.

Queda por ver cuál de las dos alas será más exitosa en la concreción de las tareas neoliberales fundamentales: garantizar el orden económico capitalista de forma tal que amainen las tormentas neosocialistas y neopopulistas del presente. La profundización de las investigaciones sobre think tanks neoliberales será de importancia crucial para obtener información importante acerca de las maneras en que se construyen con este fin las RECLAT transnacionales.

  • 1. K. Fischer: «The Influence of Neoliberals in Chile Before, During and After Pinochet» en Philip Mirowski y Dieter Plehwe (eds.): The Road from Mont Pèlerin: The Making of the Neoliberal Thought Collective, Harvard University Press, Cambridge, 2009, pp. 305-346.
  • 2. D. Plehwe: «Transnational Discourse Coalitions and Monetary Policy: Argentina and the Limited Powers of the Washington Consensus» en Critical Policy Studies vol. 5 No 2, 2011, pp. 127-148.
  • 3. Emir Sader: Refundar el Estado. Posneoliberalismo en América Latina, Clacso, Buenos Aires, 2008.
  • 4. Juan Pablo Luna y Cristóbal Rovira Kaltwasser: Bringing the Right Back In: The Politics of Conservative Strength Amidst Latin America’s Turn to the Left, John Hopkins University Press, Baltimore, en prensa.
  • 5. Stephen Gill: «New Constitutionalism, Democratization and Global Political Economy» en Global Change, Peace & Security vol. 10 No 1, 1998, pp. 23-38.
  • 6. D. Plehwe y Bernhard Walpen: «Between Network and Complex Organization: The Making of Neoliberal Knowledge and Hegemony» en D. Plehwe, B. Walpen y Gisela Neunhöffer (eds.): Neoliberal Hegemony: A Global Critique, Routledge, Londres, 2006, pp. 27-50.
  • 7. J.S. Saloma iii: Ominous Politics: The New Conservative Labyrinth, Hill and Wang, Nueva York, 1984.
  • 8. Robert Cox: «Gramsci, Hegemony and International Relations: An Essay in Method» en Millennium vol. 12 No 2, 1983, pp. 162-175; Bob Jessop y Stijn Oosterlynck: «Cultural Political Economy: On Making the Cultural Turn without Falling into Soft Economic Sociology» en Geoforum vol. 39 No 3, 2008, pp. 1155-1169.
  • 9. «Transnational Expert, Consulting and Advocacy or Lobby Networks» (teclan) [N. de la T.].
  • 10. D. Plehwe, B. Walpen y G. Neunhöffer (eds.): ob. cit.
  • 11. Colleen Dyble (ed.): Taming Leviathan: Waging the War of Ideas around the World, Occasional Paper No 142, iea, Londres, 2008.
  • 12. Eric Bonds: «The Knowledge-Shaping Process: Elite Mobilization and Environmental Policy» en Critical Sociology vol. 37 No 4, 2011, pp. 429-446.
  • 13. Philip Mirowski y D. Plehwe (eds.): The Road from Mont Pèlerin: The Making of the Neoliberal Thought Collective, Harvard University Press, Cambridge, 2009.
  • 14. A. Chafuen: «Hope Amid Turmoil in Latin America?» en Atlas Highlights, primavera de 2006, pp. 1, 6, 7.
  • 15. R. Zibechi: «The New Latin American Right: Finding a Place in the World» en nacla Report on the Americas vol. 41 No 1, 1-2/2008, pp. 13-19.
  • 16. Directorio de Atlas, actualizado por última vez en diciembre de 2012, http://atlasnetwork.org/global-network-directory/, fecha de consulta: 7/3/2013.
  • 17. A. Chafuen: «Atlas Economic Research Foundation Early History: Thirty Years Ago at Atlas», disponible en www.chafuen.com/atlas-economic-research-foundation-early-history, 12/5/2012.
  • 18. Detalles sobre el personal en www.independent.org/research/cogp/personnel.asp, fecha de consulta: 7/3/2013.
  • 19. La actuación de dos partidos que cuentan con un electorado considerable en sus países, el Partido Liberal Radical Auténtico de Paraguay y el Partido Patriota (pp) de Guatemala, contradice esta tendencia. El candidato del pp guatemalteco, Otto Pérez Molina, ganó las elecciones presidenciales en 2011. En junio de 2011, fueron aceptados como miembros con estatus de observador.
  • 20. Guevara lidera el partido Movimiento Libertario y el think tank ilpro. Bongiovanni es fundador y ahora presidente de la Fundación Libertad Argentina. También es cofundador de la Fundación Pensar, así como fundador y presidente de la Red Libertad, paraguas de think tanks neoliberales en Argentina. En 2002, promovió la formación de la Fundación Internacional para la Libertad (fil), que hoy continúa encabezando (v. D. Plehwe: «Transnational Discourse Coalitions and Monetary Policy», cit.).
  • 21. Aznar, presidente honorario del pp, comenzó a movilizar actividades de la red con su Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (faes); v. www.fundacionfaes.org/en/redes_faes_en_iberoamerica, fecha de consulta: 7/3/2013.
  • 22. A fines de 2009, el fiscal boliviano Marcelo Soza Álvarez inició investigaciones sobre la fundación. Tal como han informado numerosos medios, las autoridades de seguridad del Estado consideran que la entidad pagó 250.000 euros a mercenarios que se proponían dar un golpe de Estado y atentar contra el presidente Evo Morales.
  • 23. Sergio Morresi: La nueva derecha argentina. La democracia sin política, Biblioteca Nacional / ungs, Buenos Aires, 2008.
  • 24. Libertad y Desarrollo (Chile), el Instituto Ecuatoriano de Economía Política, el Instituto Libertad y Progreso ilpro (Costa Rica), el Instituto Político Para la Libertad (Perú), la Fundación Libertad (Panamá), ciima/eseade y la Fundación Libertad (Argentina), pertenecen a ambas redes; v. www.latinoamericalibre.org/ y www.relial.org/, fecha de consulta: 12/5/2012.
  • 25. Felipe Deslarmes: «La derecha viene marchando» en Miradas del Sur No 126, 17/10/2010.
Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad 245, Mayo - Junio 2013, ISSN: 0251-3552


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