Qué tal, América Latina
NUSO Nº 120 / Julio - Agosto 1992

Montevideo. La espera sin ansias

Altero el ritmo espasmódico de nuestras cartas para contarte de un tirón que me piden desde Caracas un artículo no demasiado extenso sobre Montevideo, es decir, «Montevideo», una de las capitales de uno de los países de este continente en el que yo sigo viviendo. Tal vez si siguiera viviendo en Caracas, la rapidez del recuerdo ilusorio haría saltar una evocación instantánea que a lo mejor no sería del todo real. Pero como escribo desde mi máquina Adler - en la era de las computadoras con módem yo todavía tengo una «máquina de escribir» - precisamente en Montevideo, es que desde hace semanas le vengo dando vueltas al asunto. Por eso te escribo, tipo chorro o canilla abierta, o goteante, para pedir ayuda urgente, aunque la respuesta llegue cuando yo haya enviado el artículo, cuál Montevideo, dios mío. El que representa a quiénes, la historia de cuál de nosotros, la de cuál clase social; quién debería sentirse representado en esto que tengo que escribir, los que vivimos entre el centro y la costa; los que nos dedicamos a buscar respuestas sobre este país y sólo nos encontramos con nuevas preguntas; o los que nunca van a leer esto, porque no leen nada; o los hijos de mi generación que no tienen dinero para volver a la Europa de los abuelos y se van a Buenos Aires o Brasil abandonando la «ciudad-bajón» a la que llegan a su vez los jóvenes del interior que abandonan los suburbios quietos. Paro, releo y sigo. Pienso que es mejor empezar a mandarte algunas fotos en vez de escribirte sobre las dudas respecto al destinatario del artículo, no el que lo leerá en la revista sino ese otro fantasmal, doble de uno mismo cada vez que se escribe, tábano de lo escurridizo verdadero o verosímil.

Montevideo. La espera sin ansias
Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad 120, Julio - Agosto 1992, ISSN: 0251-3552


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