Opinión
julio 2013

Los 150 años del SPD alemán: de partido de los trabajadores a partido de los empleados

¿Dónde podemos situar al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) en su 150 aniversario? Es claro que el partido ha ido perdiendo con los años la fuerza que alguna vez tuvo.

<p>Los 150 años del SPD alemán: de partido de los trabajadores a partido de los empleados</p>

¿Dónde podemos situar al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) en su 150 aniversario? Es claro que el partido ha ido perdiendo con los años la fuerza que alguna vez tuvo. Sin embargo, como agrupación política es irremplazable debido a sus proyectos vinculados con la acción social y el desarrollo. A su vez, las perspectivas del partido en el mediano y largo plazo son mejores de lo que las encuestan prevén.

La crisis financiera repercutió en una pérdida de credibilidad del neoliberalismo y la sociedad comienza a preguntarse sobre los derechos sociales, el manejo democrático del poder económico y la seguridad estatal. Esta sociedad envejece y eso conlleva la falta de ganas de pasar por otro tipo de experiencias como podrían ser las medidas neoliberales.

Pese a esto, el SPD no ha logrado, tras la crisis del neoliberalismo, llevar a cabo políticas convincentes. Por otro lado, los valores actuales del partido, en comparación con los viejos valores, no dejan nada que desear. Aquí tienen efecto todavía las consecuencias de las reformas políticas de Schröder. Estas han destruido la identidad partidaria del SPD, que se caracterizaba por ser el protector de los sectores más vulnerables. La base electoral del SPD fue lo único que se mantuvo en cantidad. Sin embargo, de las ventajas de este apoyo se ha visto poco hasta ahora. Por el contrario, los salarios en Alemania se han desajustado significativamente en comparación con el crecimiento productivo, la carga impositiva crece y el acervo de los hogares se mantiene; por lo tanto en el Banco Central Europeo, según el promedio de la Unión Europea, Alemania es significativamente rica pero los alemanes no lo son. Aun así, los problemas del SPD son más profundos: el medio de las industrias clásicas se disipa, y nuevas protestas surgen por la cuestión de la inmigración, el multiculturalismo y la integración de otros europeos, que han debilitado el compromiso de las socialdemocracias en todo Europa. El cosmopolitismo y europeísmo de las elites partidarias tiene en la (masa social) delimitadas repercusiones. No obstante, para el Partido Socialdemócrata Alemán no hay razón para caer en el pesimismo. La sociedad alemana se encuentra bajo un manto socialdemócrata mucho más significativo que en tiempos anteriores. Los cambios en la estructura social y en la vida cultural no presionan únicamente a la centro izquierda. La derecha alemana se encuentra bajo una situación cuyos valores no contemplan el reclamo de la sociedad. La reivindicación de los derechos de la mujer en el trabajo y en la sociedad, el cuestionamiento de la calidad de vida post materialista, la liberalización fundamental de los valores morales y el crecimiento significativo de electores extranjeros (que en promedio tienen una tendencia a elegir partidos de izquierda), perjudica la situación de los partidos conservadores.

El verdadero reto para la socialdemocracia alemana se encuentra allí, en canalizar estos cambios políticos a su favor. Para ello se necesitó un relato, que contemple los desafíos económicos, políticos y sociales, y dé soluciones a ellos. Dando, a su vez, una idea a las personas de cómo ellos imaginan una sociedad a futuro. La esfera económica para el SPD no es un tema complicado de tratar; durante el mandato de Gerarhd Schröder la credibilidad de las políticas económicas del partido creció fuertemente. En cuanto a la innovación ecológica la sociedad industrial cuenta con el partido sobre un lago plazo e interesante concepto de desarrollo y modernización, que compone un enorme potencial económico y ecológico. Hay que tener en cuenta que el SPD, esa credibilidad económica la relaciona con una perspectiva de derecho. La clave no se sitúa aquí en una amplificación de redistribución y transferencia social; sino en una mejora en el reparto de las ganacias. Si la cuota salarial estuviese en la misma situación que en 1980, los empleados alemanes tendrían 180 billones de euros más en la hoja salarial; una diferencia enorme no solamente en cuanto al standard de vida de los pequeños empresarios, sino también para la demanda interior y las importaciones. Finalmente, el partido no va a llevar a cabo su idea de participación democrática y de modernizar su autodeterminación. En Alemania, se debilita la fuerza de la democracia representativa, la burguesía no logra auto determinarse, como el sistema lo exige. Mayor participación burguesa, mayores elementos democráticos directos, más información, apertura y un manejo transparente son necesarios. Sin embargo, en esta última esfera está comenzando a desarrollarse una nueva orientación. El Partido Socialdemócrata Alemán, apoya los referéndums a nivel nacional-estatal. Dentro del partido se han desarrollado serias diligencias para la apertura partidaria. Todas estas reformas son realizables y abordables. El partido debe recobrar fuerzas. En el marco del siglo XXI no va a ser más un partido de los trabajadores; podría decirse que ya no lo es hace un tiempo. Pero como partido de los empleados y los no privilegiados siempre va a haber un lugar. Tanto en Alemania, como en cualquier país europeo.



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