Entrevista
mayo 2016

«La elección de Sadiq Khan no fue gracias a Corbyn sino a pesar de él»

Entrevista a Ulrich Storck

El nuevo alcalde de Londres y las elecciones regionales en Gran Bretaña.

<p>«La elección de Sadiq Khan no fue gracias a Corbyn sino a pesar de él»</p>  Entrevista a Ulrich Storck


Con Sadiq Khan, el Partido Laborista impone al nuevo alcalde de Londres. ¿Qué resultó decisivo para su elección?

Sadiq Khan es hijo de una familia de inmigrantes pakistaníes. Su padre era conductor de ómnibus y su madre, costurera. Durante la campaña electoral logró entretejer de manera creíble su historia personal con la de la ciudad: una Londres que da oportunidades a todos. Con una ventaja superior al diez por ciento, Sadiq se convirtió en el primer musulmán que es elegido alcalde de una capital de Occidente: Londres. Precisamente cuando se están viviendo tiempos de agitación contra la inmigración y la “islamización”, la ciudadanía londinense ha dado una esperanzadora señal a favor de la diversidad y la reconciliación culturales, la tolerancia y la apertura al mundo. Su adversario, el conservador Zac Goldsmith, fue derrotado por el rechazo que causó en la gente su campaña sucia contra Sadiq. Zac intentó hacer ver a Khan como alguien cercano al islamismo radical e incitar a la hostilidad entre las comunidades religiosas de la capital, lo cual puede provocar perjuicios incluso a largo plazo a los tories de Londres.

Khan ha ganado la capital para los laboristas y ha puesto fin a 8 años de dominio de los tories. Durante su campaña electoral se distanció claramente de la actual línea de la jefatura partidaria y se concentró en temas de la ciudad, tales como la carencia de vivienda y los precios del transporte. El presidente de su partido, Jeremy Corbyn, no fue invitado ni en la campaña electoral ni a la ceremonia de investidura. Ubicado antiguamente en el ala izquierda del partido y cercano a Corbyn hasta hace un año, Khan ha aparecido últimamente como adversario del presidente en listas internas del partido. Considerar la victoria de Khan como un mérito del nuevo jefe del partido sería una interpretación errónea.

Por el contrario, la victoria de Khan en Londres enseña que los laboristas pueden trascender el potencial de sus votantes tradicionales y que deben aspirar a ser una oferta atractiva y creíble también para los votantes independientes de la clase media. De hecho, Khan movilizó no solo a los simpatizantes del laborismo en el centro de la ciudad sino que buscó aceptación también en los distritos más pudientes y en los sectores de negocios y finanzas de la ciudad al postularse como «alcalde» de todos los londinenses”. En su análisis de las elecciones critica abiertamente la línea de Corbyn, a quien atribuye hacer política exclusivamente para el ala izquierda y dar la espalda al propósito de otras corrientes partidarias de llegar al electorado de centro.

Con anterioridad el laborismo había tenido que enfrentar acusaciones de antisemitismo. ¿Es este un problema fundamental o fueron casos aislados que concitaron especial atención debido a las elecciones?

Las causas y la magnitud son actualmente estudiadas por una comisión independiente. Debido a la sensibilidad del tema, es muy difícil decir a qué círculos del partido atañe esta crítica. Está claro que en el pasado ha habido expresiones antisemitas aisladas. Las acusaciones actuales hay que analizarlas en el contexto de la campaña electoral. En general, se han vuelto sucias las campañas de todos los bandos. Con Corbyn, que ha defendido durante años la causa palestina, la jefatura del partido se ha tornado vulnerable, lo cual es aprovechado por el ala contraria. Al mismo tiempo, los conservadores son estigmatizados como antimusulmanes, por lo menos desde la campaña por la alcaldía de Londres. Ciertamente puede culparse a la jefatura del Partido Laborista por no haber tratado el tema de las acusaciones con suficiente rapidez y profesionalismo y haber esperado hasta la semana anterior a las elecciones.

También hubo elecciones en Escocia, Gales e Irlanda del Norte. ¿Cómo deben evaluarse los resultados de estas elecciones regionales?

Cada partido encontró en los resultados un motivo para declararse triunfador. En el extremo norte, el Partido Nacional Escocés (SNP) pudo asegurarse el dominio, pero no pudo, contra lo que se esperaba, lograr la mayoría absoluta y conformará de aquí en más un gobierno en minoría. Esto le dará más peso a la oposición, que será conducida desde ahora por el Partido Conservador: los tories escoceses desplazaron a los laboristas como segunda fuerza. Su campaña tuvo como figura central a la nueva jefa del partido, la carismática Ruth Davidson, y se distanció del gobierno de Westminister. Así fue que los conservadores, a los que hace tiempo no se atribuían chances en Escocia, lograron poner de su lado a los antiindependentistas y al potencial electoral más bien conservador de una Escocia inclinada normalmente a la izquierda. Por el contrario, Corbyn ordenó a la jefa de los laboristas escoceses, Kezia Dugdale, tener un fuerte discurso de izquierda que estaba claramente errado: el intento de superar al SNP por izquierda e incluso el flirteo con la idea de la independencia llevó a más electores del laborismo a votar por el SNP. La jefa del partido, con apenas ocho meses en el cargo, ya está bajo presión.

En Gales, el laborismo pudo consolidar su posición dominante, no obstante lo cual deberá encarar un gobierno de coalición por haber sufrido pequeñas pérdidas. En las zonas industriales de Gales que se encuentran en decadencia, el partido populista de derecha UKIP pudo ganar terreno y conseguir por primera vez siete escaños en el Parlamento. En Irlanda del Norte impera, debido a la historia de la región, una situación especial: aquí, los probritánicos unionistas (DUP) se enfrentan a los nacionalistas (Sinn Fein), que aspiran a la reunificación de Irlanda. Las elecciones confirmaron un leve predominio del DUP, que impone a la jefa de gobierno. Los laboristas ni siquiera se presentan en esta región.

En las elecciones comunales inglesas apenas hubo corrimientos. Es tradición que estas elecciones sean aprovechadas para sancionar el gobierno y fortalecer a la oposición. Esto no sucedió, a pesar de la mermada popularidad del gobierno de Cameron y del propio jefe de gobierno—últimamente, por estar implicado en las revelaciones de los Panamá Papers—; sin embargo, los tories tampoco pudieron mejorar sus pobres resultados. Tampoco se verificó la apabullante derrota de los laboristas que había sido pronosticada; a pesar de haber perdido aproximadamente un seis por ciento, el partido pudo retener la mayoría de sus escaños.

Estas fueron las primeras elecciones desde que Jeremy Corbyn fue elegido para presidir el Partido Laborista. ¿Tendrán efecto estos resultados en la lucha por la orientación partidaria entre el establishment del partido y el grupo de Corbyn?

Si se mide sobre la base de los desastrosos pronósticos previos, Jeremy Corbyn ha salido bien parado de esta primera prueba. Que los laboristas iban a seguir perdiendo terreno en Escocia era algo que se daba por descontado de antemano. Las elecciones comunales en Inglaterra muestran que los laboristas siguen teniendo un gran número de simpatizantes. De todos modos, no deben ser consideradas en absoluto como una confirmación de la jefatura del partido: la mayoría de los candidatos y candidatas locales más bien se distanciaron de la jefatura partidaria y se concentraron en temas locales. Esta distancia puede apreciarse especialmente en la campaña londinense de Khan. No se trata de un positivo efecto Corbyn. Los laboristas han tenido un desempeño pasable no gracias a Corbyn, sino a pesar de Corbyn. El nuevo líder de la oposición es el primero en 50 años que pierde escaños en su primer test electoral. Con Ed Miliband como jefe, los laboristas sumaron en 2011 más de 800 nuevas bancas, a pesar de lo cual el partido perdió en las elecciones nacionales.

A pesar de ello, los resultados no son lo suficientemente malos como para motivar un levantamiento dentro del partido contra su presidente. Cada ala del partido —el establishment y el grupo de Corbyn— reivindica los resultados como una confirmación. Tanto la bancada parlamentaria como la los líderes partidarios del entorno de Corbyn siguen estando enfrentados de forma irreconciliable; las voces mediadoras, como la de la ministra de asuntos exteriores en las sombras, Hilary Benn, son más bien excepciones. Se impone la idea de darle a Corbyn un año más de tiempo y no sustanciar, por el momento, un procedimiento revocatorio dentro del partido. Las posibilidades de algo así son actualmente muy remotas: las bases del partido siguen apoyando a Corbyn y seguramente volverían a otorgarle el cargo.

Para volver a tener chances de triunfo en las elecciones nacionales de 2020, los laboristas —en caso de no haber cambios en los resultados de Escocia y Gales— deberían aventajar a los tories por un mínimo de 13 puntos porcentuales en Inglaterra: una perspectiva actualmente muy poco realista. Si bien el electorado londinense no es en absoluto representativo de Inglaterra, las enseñanzas de Sadiq Khan deben ser tomadas en serio. Los activistas propios y los votantes habituales del laborismo no le darán la mayoría que necesita. La jefatura del partido debe superar su sectarismo e intentar llegar con su oferta política a las más diversas partes de la población y conciliarlas.

Si bien en estas elecciones no se decidía la continuación como miembro de la UE el pasable resultado de los laboristas y la victoria de los candidatos proeuropeos en Londres entusiasma. Mientras el tema de la UE divide al Partido Conservador, dos tercios de los electores laboristas votarían a favor de la UE. La movilización de los simpatizantes del laborismo puede ser decisiva en el referéndum que tendrá lugar en 45 días.


Ulrich Storck es representante en Londres de la Fundación Friedrich Ebert.


Fuente: http://www.ipg-journal.de/kurzinterview/artikel/ni...

Traducción: Carlos Díaz Rocca





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