Opinión
octubre 2018

Encuentros Nacionales de Mujeres en Argentina: 33 años de lucha

El Encuentro Plurinacional de Mujeres es un hecho político único con una contundencia de tales dimensiones que ya no se puede ocultar ni dejar de ver. Un evento que se fortalece ante el avance neoliberal en la región que impone un modelo económico de exclusión que recae con más violencia sobre los cuerpos de las mujeres, lesbianas, travestis y trans.

Encuentros Nacionales de Mujeres en Argentina: 33 años de lucha

La reflexión se escucha como mantra cada vez que concluye un nuevo Encuentro Nacional de Mujeres. Advierte que «algo cambia en cada una que participa». En 33 años de historia, el movimiento de mujeres de Argentina forjó los Encuentros Nacionales como un espacio propio. Un tiempo para debatir, articular, compartir desde las propias experiencias, desde la propia voz. Un lugar donde demandar derechos, combatir las desigualdades estructurales y desarrollar políticas de inclusión.

Las mujeres se juntan desde 1986. No hay otra experiencia similar en el mundo. Ni tan amplia, ni tan autogestionada, ni tan autoconvocada. No hay una organización que los sostenga, organice o financie. Todo es producto de la organización colectiva que cada año se renueva según la ciudad en que se desarrolle. Si bien la experiencia se transmite, no es un mismo grupo el que asume el desafío de organizar un evento tan masivo.

Durante tres días de un fin de semana largo, miles de mujeres dejan sus tareas habituales para discutirlo todo. Dedican mucho tiempo a la reflexión colectiva porque buscan llegar a síntesis que expresen opiniones consensuadas. Para ello se reúnen en talleres están agrupados por temáticas que funcionan como ejes de debate. Este año llegaron a ser 73 los tópicos que se pusieron a discusión, 50 más que en los primeros años del Encuentro. Cada participante elige en cuál intervenir. No se trata de clases magistrales ni de conferencias de expertas. Más bien, funcionan como grupos de reflexión, como una ronda de opiniones donde cada cual aporta desde sus perspectivas propias. Como se trabaja de manera simultánea y para poder compartir lo debatido en cada taller, se elaboran conclusiones que son una síntesis de todo lo dicho. Son documentos que pueden traducirse en acciones de incidencia política o se utilizan como insumos de discusión y formación para los distintos ámbitos en que las mujeres participan cotidianamente.

Esas conclusiones son la memoria del movimiento, porque se realizan desde el primero que se organizó en la Ciudad de Buenos Aires a mediados de la década de 1980. Se trata de una práctica que se mantiene de manera ininterrumpida. En esos textos se van narrando los tiempos políticos y los desafíos que la sociedad enfrenta en cada época. Se deja registro de las consignas que circulan y de las demandas de justicia. Allí quedan plasmados los nombres de muchas de las víctimas de la violencia. En definitiva, las memorias dan cuenta de las reflexiones y resistencias populares en los distintos momentos y frente a los gobiernos que buscan, muchas veces, imponer planes de ajuste y hambre. Expresan los gritos contra la impunidad y la violencia. Se trata de un texto en el que siempre aflora la coyuntura política nacional e internacional.

Este gran movimiento fue creciendo año tras año, encuentro tras encuentro. Si en sus comienzos se contaba con una presencia de entre 1000 y 5000 participantes, el Encuentro ya ha llegado a las 70000 asistentes. Un crecimiento exponencial que en poco más de tres décadas ya recorrió 16 de las 24 provincias argentinas. Todo este camino transitado se ve expresado en la ampliación de la participación de las mujeres en los espacios de toma de decisión (la aprobación de la paridad de género en las listas legislativas como medida de acceso igualitario a la representación política en el Parlamento acaecida en 2017), en la visibilización de las lesbianas, travestis y trans como colectivo diferenciado de las mujeres heterosexuales y cisgenero, en la popularización de la demanda por los derechos sexuales y la legalización del aborto, en la masificación de los alcances de la agenda feminista (desarrollada, sobre todo, a partir de la primera concentración masiva contra la violencia de género bajo la consigna #NiUnaMenos), entre otros muchos temas.

Ahora, es Plurinacional

En la ciudad de Trelew1 y por primera vez en la provincia de Chubut, se levantó la voz de 55000 mujeres, lesbianas, travestis y trans que rebautizaron el evento más importante del año y le agregaron la palabra «plurinacional». Una palabra que ya en su enunciación revaloriza el reconocimiento histórico de la preexistencia de los pueblos originarios. De la lucha de sus mujeres, travestis, lesbianas y trans que resisten el colonialismo cultural eurocéntrico que avanza con potencia arrolladora sobre territorios y cuerpos. Este Encuentro se selló con un gran abrazo reparador que permitió retomar las huellas de la propia historia y recuperar las raíces de todos los pueblos que habitan este territorio.

Porque en un movimiento tan dinámico como lo es el feminismo argentino, también tuvieron que pasar más de 30 años para que las voces originarias ocuparon un lugar destacado en la escena pública. Si bien participan desde los primeros Encuentros (Pluri)Nacionales de Mujeres, nunca como este año lograron que sus reclamos se volvieran masivos. La persecución penal a las referentes mapuches, la violencia institucional de las fuerzas de seguridad contra los territorios recuperados, la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, fueron algunos de las denuncias que llevaron a miles de lesbianas, travestis, mujeres y trans del Encuentro hasta el destino más austral alcanzado hasta el momento.

A esta altura de los tiempos, no cabe duda de que la profundización de la democracia en Argentina se vio robustecida por el vigor de los Encuentros Nacionales. Desde la recuperación de la democracia en 1983 tras la cruenta dictadura cívico-militar, las mujeres participan de los debates y generan sus propios espacios y reivindicaciones. Más allá de las diferencias que cada partido político, movimiento social, o agrupación feminista expresa, el Encuentro Nacional de Mujeres funciona como un gran espacio de unidad. Una unidad forjada a partir de la diversidad de identidades políticas que se manifiestas dentro del mismo Encuentro, pero inmersa en la gran visibilidad colectiva. Por ello, no suprimir las diferencias sigue siendo uno de los grandes aportes del movimiento de mujeres a la política.

Fuerza Bruta

La violencia machista siempre aflora y busca disciplinar. Su respuesta a la organización colectiva, a la libertad de los cuerpos circulando por las calles sin miedo, es estigmatizar. Intentan asustar a la población y generar incertidumbre antes de la llegada de miles de personas, para generar hostilidad. Promueven discursos de odio a través de los medios de comunicación y las redes sociales, que se van disipando con las miles de mujeres, lesbianas, travestis y trans que se encuentran para otra cosa.

Al igual que en los encuentros de Mar del Plata 2015 y Rosario 2017, en Trelew las fuerzas de seguridad provinciales atacaron a las manifestantes desarmadas cuando ya se desmovilizaban. Dispararon a mansalva contra los cuerpos de periodistas, reporteras y comunicadoras que cubrían la marcha y el desproporcionado despliegue policial. Para colmo, actuaron junto a varones civiles para emboscar y golpear a quienes se desconcentraban en una ciudad desconocida y con el cuerpo agotado. Intentaron una vez más deslegitimar el Encuentro Plurinacional de Mujeres, lesbianas, travestis y trans como estrategia de infundir terror y justificar sus acciones violentas.

Este proceso organizativo que tiene más de 30 años de existencia es transversal y transgeneracional. En los talleres mujeres sexagenarias comparten sus reflexiones con travestis adolescentes y jóvenes. En las calles defienden el aborto las militantes de izquierda y las lesbianas peronistas. Encabezan la movilización de cierre sobrevivientes de la dictadura militar junto a líderes quom y mocovíes. Dan la bienvenida en el acto de apertura adolescentes no «binaries» en compañía de afrodescendientes. Las mineras del carbón bailan en la peña al ritmo de la «kumbia queer». Todo eso se condensa en tres intensos días que cada año se repite.

El Encuentro Plurinacional de Mujeres es un hecho político único con una contundencia de tales dimensiones que ya no se puede ocultar ni dejar de ver. Un evento que se fortalece ante el avance neoliberal en la región que impone un modelo económico de exclusión que recae con más violencia sobre los cuerpos de las mujeres.


Fuente de la foto: Maia Alcire - https://www.facebook.com/33EncuentroNacionaldeMuje...



  • 1.

    La ciudad de Trelew se organizó en agosto de 1972 para asistir a los y las presas políticas durante la dictadura militar comandada por Agustín Lanusse. Varios presos y presas protagonizaron una fuga que fracasó y terminó en el fusilamiento ilegal de 16 de ellos. Algunos de los responsables fueron condenados por delitos de lesa humanidad en 2012.



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